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Programa 19 de Julio de 2007

  • Internacionales


Regímenes autoritarios apoyados por Occidente


Por Mauricio David Idrimi

La lucha por la democracia es una proclama muy difundida por las potencias occidentales. Estados Unidos y la Unión Europea se presentan como los campeones contra regímenes “canallas” o “peligrosos” para los valores democráticos y liberales. No obstante, Occidente en la actualidad apoya a regímenes autoritarios que abiertamente violan los derechos humanos y no se ajustan a los modelos políticos liberales. Gobernantes vitalicios y hasta monarcas absolutistas logran evitar la condena pública internacional masiva y afianzan sus vínculos con Washington y las potencias europeas, colaborando con las políticas geoestratégicas occidentales y, a su vez, estableciendo jugosos negocios millonarios para la explotación de los recursos naturales.

El régimen de Obiang y los negociados por el petróleo.

En África Occidental, en el pequeño país de Guinea Ecuatorial, ex colonia española, goza de excesivo poder gracias a Occidente el presidente Teodoro Obiang, quien gobierna con mano de hierro desde 1979, año en que derrocó a su tío, el otrora autócrata Francisco Macías Nguema, al cual ordenó fusilar. La diminuta nación africana que gobierna Obiang comprende un enclave continental conocido con el nombre de Río Muni, y cinco islotes, a saber, Bioko (donde se halla la capital Malabo), Pigalu, Corisco, Elobey Grande y Elobey Chico. En ella viven casi poco más de 550 000 habitantes repartidos en diferentes grupos étnicos (fang, bubis, mdowe, annobon), y posee petróleo, gas natural, oro, bauxita y diamantes.

Desde que Obiang se hizo con el poder se suceden los asesinatos políticos y las desapariciones, así como las parodias de juicios que se destacan por la ausencia de garantías procesales. Los informes de diferentes organismos de derechos humanos internacionales reportan, desde hace años, una estremecedora realidad en cuanto a detenciones arbitrarias, horribles torturas, apaleamientos y muertes en detención. Si bien en 1991 el autócrata africano acordó “democratizar” el país, todavía sigue en la presidencia gracias a diversos fraudes electorales. Su régimen también es un nido de corrupción y en 2005 Obiang se hizo un poco conocido ante la opinión pública internacional cuando se le descubrieron cuentas secretas suyas, de sus familiares y allegados políticos en el Riggs Bank, que llegaban a la cifra de 700 millones de dólares.

Guinea Ecuatorial el país es el que más inversión estadounidense recibe en África tras Nigeria y Sudáfrica. El sector petrolífero, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), constituye el 83% del producto interior bruto del país. También es uno de los campos de colaboración con la ex metrópolis España y también con Francia. Es así que las compañías petroleras norteamericana Exxon, franco belga Total Fina Elf y española Repsol, se benefician de la extracción del petróleo que se encuentra en los yacimientos de la isla de Bioko y gran parte de sus aguas continentales. Washington, Madrid y París evidentemente no dejarán que el régimen dictatorial de Obiang se caiga o ceda ante las presiones de democratización de los sectores políticos progresistas ecuatoguineanos, la mayoría de ellos en el exilio en España y Francia.

El presidente vitalicio de Kazajstán

Otro caso paradigmático de dictador amigo de Occidente es el de Nursultán Nazarbayeb, presidente de Kazajstán. Este país ubicado en Asia central formó parte de la Unión Soviética hasta el 16 de diciembre de 1991, fecha en la que se convirtió en la última ex república bajo órbita de Moscú en proclamar su independencia. El presidente Nazarbayeb, que ocupa el cargo desde que Kazajstán declaró su independencia, es uno de los mejores aliados de Washington entre los países pos soviéticos de Asia central.

En 2007 se convirtió en “presidente vitalicio” de Kazajstán, reafirmando su poder autocrático que anteriormente se mantenía mediante elecciones fraudulentas y manipuladas. Nazarbayeb es un líder bien valorado en Occidente al que se le atribuye talento como gestor, algo que perjudica los intereses de la oposición. Los ricos pozos petrolíferos de la orilla kazaja del Mar Caspio involucran a importantes multinacionales como Exxon y la British Petroleum, lo que explica en parte la apuesta de Occidente por un Kazajstán estable y con un gobernante declarado vitalicio y garante del orden y la paz interna, pero muy corrupto y autoritario. En su culto a la personalidad, propia de estos regímenes post-comunistas, Nazarbayeb se atribuye ser descendiente de un noble kazajo del siglo XVIII, que luchó contra los mongoles. Este oscuro personaje está envuelto en el llamado “kazagate” en los tribunales de los Estados Unidos, por el pago recibido de 67 millones de dólares por parte de compañías petrolíferas norteamericanas para que puedan obtener concesiones. Kazajstán es un país rico en petróleo, uranio y metales preciosos.

Los cubre piletas, o el ag-kazago de los Campanelli

La elite económica kazaja que acompaña al presidente vitalicio dirige más su modelo de desarrollo neoliberal hacia los países asiáticos como Corea del Sur o Singapur. El sistema económico kazajo está bajo dominio especial de la familia presidencial. Cada una de las hijas del presidente domina un sector económico. Dariga domina los medios de comunicación, Danira y su esposo son los oligarcas del petróleo y Alia domina el sector de la construcción.El petróleo es sin duda el recurso natural más importante del país y es exportado a través de Rusia y que en el futuro se unirá al oleoducto Bakú (Azerbaiján)-Ceyhan (Turquía). Se está construyendo un oleoducto que permitirá suministrar directamente a China. Actualmente produce 60 millones de tm, pero se calcula que para el año 2015 se llegará a las 150 millones de tm. Nazarbayeb hizo reformas más radicales que los rusos en su sistema bancario, en las privatizaciones de las empresas estatales y en el sistema de pensiones, para lo que se eligió el modelo chileno de capitalización.

Para los norteamericanos este país juega un papel muy importante, por los grandes yacimientos petrolíferos del mar Caspio, donde las multinacionales norteamericanas han realizado fuertes inversiones que evidentemente quieren rentabilizar, de ahí que les interesa que este país sea estable y le intentan dar el papel de gendarmes de la zona.Nazarbayeb ha desarrollado una política claramente nacionalista, con la finalidad de lograr el dominio étnico de los kazajos y la disminución de las etnias rusas. Ha convertido al kazajo en lengua estatal y al ruso en lengua de comunicación interétnica. Su política interior es dura, no permitiendo la disidencia. La religión musulmana representa a la mitad del país, dominando la rama de los sunnitas, cortándose de forma expeditiva cualquier atisbo de radicalismo islámico.El presidente kazajo tiene que realizar equilibrios, pues por un lado tanto Rusia como la Unión Europea son fundamentales para el desarrollo de su país. Pretende que la Unión Europea le reconozca como la primera economía de mercado de la zona. Rusia juega un papel fundamental para lograr su progreso, pues tiene unos 7.500 Km. de fronteras comunes, gran parte del petróleo kazajo debe pasar por su territorio y su comercio también, por eso debe andar con cuidado con su proceso de disminuir la presencia rusa en la zona. Por otro lado, Estados Unidos, además de defender sus intereses petrolíferos, pretende convertir a éste país en el gendarme político de la zona, por supuesto defendiendo los intereses norteamericanos, en un lugar tan conflictivo, prestando atención con lo que sucede en Afganistán y la región de Cachemira, disputada por Pakistán e India..Difícil papel para el equilibrio político el que debe de jugar Nazarbayeb, en una zona con tantos intereses económicos, petrolíferos y geoestratégicos.

Reyes y negocios de Oriente Medio.

En el mundo musulmán existen monarquías en Marruecos, Jordania y Arabia Saudita así como los pequeños emiratos o sultanatos de Kuwait, Bahrein, Qatar, Omán, Emiratos Árabes Unidos y Brunei. El grueso de ellos mantenía muchas características del viejo absolutismo y son aliados de Occidente.

La mandarina mecánica: Ningún partido, ningún sindicato, pero amigo norteamericano!

Arabia Saudita es el más rico y el más autocrático. Recordemos que este país posee la cuarta parte de las reservas petroleras del planeta (262.700 millones de barriles). Estados Unidos brindó apoyo a la casa real suadí durante la guerra fría pues creía que la ideología islámica monárquica wahabita que promovía Riyadh podía servir de contrapeso frente a la influencia izquierdista pro marxista de la revolución de Yemén del Sur de 1967 y, posteriormente, a la influencia de la revolución chiíta persa de 1979. En este país la policía religiosa es plenipotenciaria. La mujer está prohibida de una serie de derechos. Es obligatoria para ellas usar velo y para los varones rezar cinco veces al día. Otras religiones están vetadas. No hay derecho al voto, y a formar partidos o sindicatos. Pero Washington obvia todo esto y hace jugosos negocios con Riyadh.

Lo mismo sucede con el resto de las dinastías islámicas. Washington mantiene una especie de protectorado en Kuwait desde la Primer Guerra del Golfo de 1990-199, apoyando a una monarquía local tratando de vestirla de parlamentarista al estilo inglés. En Bahrein, Qatar, Omán y Emiratos Árabes Unidos también existen las dinastías islámicas omnipresentes y multimillonarias gracias a los negociados del petróleo y el gas.

Actualmente, Estados Unidos obtiene sólo 18 por ciento de su petróleo importado del área del golfo Pérsico. Pero Washington tiene un interés estratégico en la estabilidad de la producción energética en la zona, pues sus principales aliados, incluidos Japón y Europa occidental, confían en las importaciones de ese enclave. Además, el gran volumen de exportación del Golfo Pérsico ha ayudado a mantener relativamente bajos los precios mundiales del petróleo, lo que beneficia la economía estadounidense. Ya que la producción interna decrece, el Golfo Pérsico seguirá siendo vital a los intereses de Estados Unidos. No importa si gobiernan reyes o emires absolutistas poco respetuosos de las libertades democráticas occidentales.