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Programa 15 de noviembre de 2007

  • Editorial
¿Por qué calla “Su Majestad”?
Esta semana se ha iniciado con la mediática noticia del “¿Por qué no te callas?” emanada de la boca prepotente del monarca español Juan Carlos I de Borbón hacia el presidente venezolano Hugo Chávez, en el marco de la Cumbre Iberoamericana realizada en Santiago de Chile.

Como era de esperarse, la prensa mundial de Occidente, y sus imitadores del Sur, se hicieron eco de la bocanada inesperada de aquel soberano europeo, apoyando su actitud arrogante que no hace más que revivir viejas actitudes coloniales sobre nuestras tierras latinoamericanas en los albores del siglo XXI.

Habría que decirle a “Su Majestad” de Madrid, ¿por qué calla tanto él?

¿Por qué calla la historia de una monarquía católica que se fundó en 1492 al calor de expulsión de moros y judíos y la terrible Inquisición papal, para después iniciar la invasión impactante de Occidente sobre los pueblos originarios de América?

¿Por qué calla 500 años de explotación colonial sobre las Américas?
¿Por qué calla ante tantos años de genocidio, opresión y dolor sobre millones y millones de seres humanos sometidos bajo coerción a los mandatos de monarcas católicos sentados en el trono de Madrid?

“Su Majestad” calla sobre sus orígenes borbónicos y conservadores frente a los cambios que produjo la Revolución Francesa de fines del siglo XVIII en Europa Occidental.

Calla que su dinastía pro francesa quiso detener las luchas independentistas lideradas por Simón Bolívar, San Martín y José Martí en el siglo XIX.

Calla también que el dictador Francisco Franco lo declaró su sucesor, y que efectivamente regresó al trono tras la muerte de aquel tirano en 1975, para refundar la monarquía católica hispánica postergada luego del fin de la terrible guerra civil de 1936-1939.

El supuesto soberano valiente en el golpe de estado del 23 de febrero de 1981, día en el que las tropas del ejército español ocuparon el parlamento y los medios de comunicación bajo el mando de su secretario, Jefe de la Casa Real y hombre de confianza, el general Alfonso Armada (y presionado por la Casa Blanca), no detuvo a la derecha franquista todavía viva sino que le dio concesiones políticas aún vigentes.


¿Por qué calla ese rey ante las reivindicaciones independentistas de los pueblos vasco, catalán y gallego en el territorio de esa monarquía católica retrógrada?

¿Por qué no dice nada acerca de los enclaves coloniales de Ceuta y Melilla que su reino democrático posee en el norte de Marruecos, y que recientemente visitó para burlarse de la historia oscura que vivieron los africanos con el colonialismo genocida de Europa?

¿Por qué ese Borbón calla ante las atrocidades de la dictadura de Teodoro Obiang, líder de Guinea Ecuatorial y amigo del moderador socialdemócrata Rodríguez Zapatero?
¿Acaso Obiang velará por la seguridad de los interese petroleros de España en el golfo de Guinea?

El rey calla también sobre las sucias ganancias neocoloniales de las multinacionales hispánicas Repsol, Telefónica y Unión Fenosa en América Latina.

¿Por qué no calló al trío genocida integrado por Bush, Tony Blair y José María Aznar que ordenó masacrar a los pueblos de Afganistán e Irak en las guerras imperiales de 2001 y 2003?

“Su Majestad” solo atina a hacerse el valiente en nuestras tierras, que cree que son de su propiedad, o comparte junto a las multinacionales de Madrid, para mantener una etapa neocolonial absurda y vil.

Ese Borbón se equivoca, ya que las Américas no toleran más injerencias de trasnochadas monarquías que se visten falsamente de democracias liberales y que todavía no han abandonado su vocación colonial y pirata