- Editorial
¡Más pagamos, más veneno!
El Gobierno actual se sigue endeudando de forma genocida y traidora. Ahora con emisiones de bonos a altas tasas de interés con el fin de utilizar lo recaudado para pagar deuda externa. La vil lógica de endeudamiento de los noventa continua, se perfecciona y consolida. Para aquellos obsecuentes, amantes de discursos baratos, lamentamos informarles que la actual gestión administrativa no ha modificado en nada la arquitectura económica, financiera y jurídica de la década menemista. Peor aun, no ha a dado siquiera insignificantes señales de cambio de este modelo de miseria, hambre y exclusión impuesto a sangre y fuego por el último golpe cívico militar de 1976.
Hoy la mentira mediática anuncia que la Argentina tiene reservas en el BCRA por más de 50.000 millones de dólares, lo necesario para ser un país confiable y seguro. ¿Confiable y seguro para quien? Para los grandes grupos económicos, que ya tienen un colchón interesante al cuál recurrir en caso de otra crisis anunciada… O para la Banca Internacional que cuenta con lo suficiente para que se les reembolse los dólares que supuestamente nos prestaron?
Sea como fuere, la realidad es que nuestras reservas no están aquí, están depositadas en la Reserva de Nueva York, y los intereses que nos pagan por ese depósito en el exterior, son inferiores a los que nosotros pagamos por conseguir nuestras reservas.
El mecanismo es sencillo, compramos dólares en el mercado local a los grandes sectores exportadores, y banca internacional; y a cambio, como forma de pago, entregamos bonos con altas tasas de interés. Los dólares recibidos, los depositamos en una cuenta a nombre del BCRA en los EEUU. Por ese dinero depositado, recibimos en concepto de intereses la mitad de lo que debemos abonar por la compra de dólares en el mercado local. Un sistema perverso que permite succionar nuestras riquezas, nuestros recursos para saciar la voracidad criminal del imperio.
El mismo mecanismo utilizado por Martínez de Hoz, se lleva a cabo por este Gobierno defensor de los derechos humanos, la memoria y justicia. El cinismo más repugnante de los últimos treinta años, se repite, pero no sólo como tragedia, sino también como farsa.
El asiduo endeudamiento del Gobierno se debe a la necesidad de afrontar fuertes vencimientos de deuda para este año. ¿Pero que paso entonces con la magnifica estafa de la reestructuración? ¿No se iba a aliviar de pagos la argentina años? Parece que no, y lo más trágico es que debemos pagar más de lo que veníamos pagando con los gobiernos anteriores. Claro que a no preocuparse, los fondos están, la economía crece, y por consiguiente crece la recaudación. Que el sueldo estatal y las jubilaciones no se actualicen acorde a la inflación de más del 100% desde el 2001 hasta la actualidad, es un dato menor y casi insignificante; claro, que esto último representa más de la mitad del superávit presupuestario, justamente la cifra que se destinará a pago de deuda.
Parece ser que nuestro Gobierno es fiel aficionado al pensamiento liberal ortodoxo que en casi dos siglos ha hundido a nuestro pueblo en la peor de sus miserias. A fines del siglo XIX, el presidente Nicolás Avellaneda vertió unas palabras que los actuales gobernantes, en su mediocre actuar, no se cansan de conmemorar.
Nicolás Avellaneda nos decía, “La Republica puede estar dividida hondamente en partidos interiores, pero no tiene sino un honor y un crédito como solo tiene un nombre y una bandera. Hay dos millones de argentinos que economizarían hasta sobre su hambre y su sed para responder a los compromisos de la fe pública ante los mercados extranjeros.”
Seguimos pagando, pero más debemos. Una paradoja genocida, que parece no acabar y un presagio de trueno tenebroso que anuncia lo irremediable…
No es hora de miedos, ni de esquives, es hora de afrontar nuestro destino, afrontar nuestros sueños.
Este miserabilizado viento de abajo, debe crecer; y no distraerse en banales vientos sureños que trae en sus ráfagas repugnantes prebendas que no lograrán silenciar el ensordecedor crujido del estómago de nuestros niños.
La tormenta estallará, solo es cuestión de tiempo…
Aquí el aire se pone cada vez mas espeso…
Grupo Editorial Al Dorso