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Programa 24 de Julio de 2008

  • Internacionales


Siria: ¿pacto con Occidente?


Por Mauricio David Idrimi

En la lista negra de los “estados parias” que posee Washington la opinión pública mundial conocía algo sobre los “malvados” gobernantes de Irak, Irán y Corea del Norte, y, por supuesto, de Cuba. Con el tiempo se fueron conociendo nuevos villanos del mal, según la burda concepción ideológica e imperial de Washington, los cuales estaban en Afganistán, Sudán, Zimbabwe, Belarús y Myanmar. En Oriente Medio, sin embargo, poco se sabía del otro enemigo de los intereses petroleros de Occidente, es decir, de Siria. Este país árabe es acusado de fomentar el terrorismo y de poseer armas de destrucción masiva. Israel, el aliado incondicional de Washington, tiene en la mira a Siria, y la culpa de custodiar a los militantes palestinos que luchan contra el Estado sionista de Tel Aviv. Acusaciones ya viejas y que son claras excusas prepotentes de Washington y Tel Aviv con el fin de controlar el Oriente Medio. Pero no es tan fácil.

Washington parece poner un poco de tranquilidad a las relaciones diplomáticas con Irán, cuestión que también abarca a Siria. Si se vienen tiempos de relaciones sin mayores tensiones en Oriente Medio, será porque una era demócrata se acerca, o los republicanos no quieren caer en un nuevo Viet Nam aún más pantanoso. Lo cierto que la diplomacia americana parece tender puentes relajados para no caer en una guerra global muy costosa para una economía ya en aprietos y precios muy altos para el petróleo. Siria sabe muy bien de eso y puede jugar varias cartas para apaciguar al rival americano. Presiona por lo de Palestina, por la ocupación israelí en las Alturas del Golán, por la crítica situación política de Líbano y por la búsqueda de la paz en Irak. Damasco comienza otra etapa de influencia política seria en la región y no duda en seguir los pasos de Libia por ejemplo; es decir, de pactar con Occidente.

Históricamente, desde la independencia de Francia, producida entre 1944 y 1946, Siria ha mantenido una postura antioccidental muy clara, sobre todo por los acontecimientos de Palestina y la emergencia agresiva del Estado sionista israelí en la región. Entre 1958 y 1961, Siria formaba parte de la República Árabe Unida, creación del egipcio Nasser, líder de los No Alineados. Bajo la era bipolar, los sirios se han mantenido aliados informales, pero aliados al fin, de la URSS, quizá para obtener réditos políticos y militares en Oriente Medio. La clase dirigente siria, muy influenciada por el nacionalismo y el socialismo nasserista, ha creado en el denominado Partido Baaz, una fuerza política antiimperialista no comunista que, sin embargo, no ha dudado en negociar con los rusos para crear un Estado sólido y basado en un tipo de régimen socialista local basado en las tradiciones sirias árabes. En 1963 el partido Baaz se hace con el poder, con ayuda del Egipto de Nasser, e instaura la República de corte pro socialista. Su máximo líder, Hafez al –Assad, logra convertirse en presidente y comandante en jefe de las fuerzas armadas sirias en 1970, y en 1973 funda la República Democrática Popular y Socialista de Siria. Una constitución proclama la libertad religiosa, la igualdad ante la ley, derechos sociales para la mujer, nacionalizaciones y la defensa de la propiedad privada. Assad se acercaría a la Libia de Gadhafi y en los años setenta formaban una federación junto a Egipto para buscar la unidad islámica laica y socialista contra los intereses norteamericanos y sionistas en Oriente Medio.

Siria ha sido un arduo defensor de los palestinos y ha enfrentado a Israel en las guerras de 1948, de 1967, de 1973 y de 1982-1983. Los sionistas en la guerra de 1967 han logrado apoderarse de las Alturas del Golán, tierra fronteriza siria que limita con Líbano y que aún hoy en día permanece bajo ocupación militar israelí de forma ilegal. En 1975 la guerra civil se iniciaba en Líbano y los sirios intervinieron a favor de los baazistas locales, mientras que los sionistas apoyaban a los cristianos y partidos árabes moderados y pro occidentales. Las relaciones con sus vecinos islámicos también ha sido muy fluctuante, sobre todo con Irak. En el país mesopotámico, el local Partido Baaz también llegó al poder en 1963, pero fue derrocado por grupos antisocialistas, pero sectores del ejército cercanos a las ideas antiimperialistas tomaron el poder en 1968 y fundaron una república irakí pro socialista, de donde surgiría la figura de Saddam Hussein, que tomaría el poder en 1978. Los baazistas sirios e irakíes se disputaban por la hegemonía del socialismo árabe sunnita en Oriente Medio. Con la llegada al poder de Hussein en Irak y luego con la revolución islámica iraní de 1979, Siria vio con malos ojos la alianza de EE UU con Irak, ya que aludían a que se traicionaron los principios antiimperialistas del Partido Baaz.
El Partido Baaz, conocido en castellano como “Resurrección” y/o Partido Árabe Socialista, fue fundado en Siria en 1947, aunque sus primeros cimientos se establecieron en 1932. La ideología, en su mayor parte laica, contrasta mucho con la de otros gobiernos árabes, que a veces tienden a orientarse hacia el islamismo y la teocracia. . Algunos analistas occidentales piensan que el Partido Baaz tiene ciertas similitudes a la ideología fascista por su discurso populista, su nacionalismo pan arabista que casi se convierte en expansionismo. El lema del partido es "Unidad, libertad, socialismo". La mayoría de sus militantes son de la confesión islámica sunnita y se explica el porqué de los baazistas irakíes liderados por Hussein de guerrear contra los chiítas iraníes en 1980-1989, con apoyo de EE UU y los británicos. Siria fue más pro soviética en ese sentido que Irak, aunque ambos han condenado enérgicamente la intervención rusa sobre Afganistán de diciembre de 1979.

Hacia el decenio de 1980, Siria dejaría de estar bajo el ala soviética y hacia 1989 rompe con la URSS. De hecho en la guerra del Golfo Pérsico de 1991 apoya tácitamente a EE UU, dando un giro copernicano en su política exterior, esta vez para oponerse al supuesto expansionismo irakí de Hussein en Kuwait. También empezó a dar su apoyo a los militantes del Jamás, para contrarrestar a los guerrilleros y seguidores de Yasser Arafat, aliado de Hussein. De hecho los del Jamás han instalado un cuartel general en Damasco. En los noventa, las alianzas de Siria fueron tan cambiantes como confusas, y oscilaban entre pactar con EE UU y ponerse del lado de los militantes sunnitas radicales del Jamás palestino. No obstante, Siria fue siempre un rival para los americanos. Washington veía a un potente rival en Siria, tanto como Irak e Irán.

Occidente siempre ha tenido sólidos intereses económicos en Siria. La economía de Siria está basada en la extracción de petróleo, por lo tanto, esta sujeta a las fluctuaciones del precio internacional de éste; además suele recurrir a Irán como suministrador, debido a que la producción interna es deficitaria. También posee reservas de gas natural y fosfatos. Posee una población de casi 20 millones de habitantes, en su mayoría de habla árabe y de la confesión islámica sunnita. La esperanza de vida es de 70 años, más del 75 % de la población está alfabetizada, la tasa de mortalidad infantil es de 25 por 1000, la tasa de desempleo es de 10 %, y la pobreza es del 11 %. La deuda externa siria está en 6.340.000.000 de dólares. En 2000 Hafez fallece y le sucede su hijo Bashir, actual mandatario sirio. Como el caso libio, hoy en día parece que Siria busca amigarse con Occidente. Los estados parias no quieren quedarse fuera de la nueva era global neoliberal. Damasco no quiere ser la excepción. Habrá que ver qué expectativas tiene Occidente para sumar en sus negocios petroleros a Siria. Bashir ha exclamado sus intenciones de aliarse a Occidente por la paz, y de hecho ha declarado sentarse a hablar con Tel Aviv. Aún más desconcertante, Siria suministró a la CIA inteligencia crucial para evitar un ataque de Al Qaeda a personal norteamericano en Bahrein durante el período posterior al 11/9. Bashir ha viajado en 2008 a Francia y recibido con honores por Sarkozy y también ha dicho que dejará de influir en Líbano, tal como lo ha exigido Washington y París. Y como si fuera poco intenta apoyar a los sunnitas irakíes pro norteamericanos para evitar el ascenso de los chiítas irakíes, aliados a Teherán, que ha recibido una advertencia de Damasco por su programa nuclear. Otra jugada confusa de Siria en tiempos de por guerra fría. ¿O señales que hay ricos y jugosos negocios en puerta? Varias corporaciones de EE UU y la Unión Europea se han anotado para explorar más pozos petroleros en Siria, con el aval de Bashir y una nueva clase dirigente que va dejando de lado paulatinamente los tiempos del antiimperialismo baazista de los años de guerra fría.