Conclusión
11 de septiembre de 1973
El Recuerdo de Salvador cava más hondo que cualquier bomba de olvido arrojada por esas manos enguantadas de indolencia y desprecio…¿De qué manera, de qué sublime manera se levantarán los recuerdos, ahora que el tiempo nos hundió 30 años de tristezas, de rencor, de sueños esparcidos sobre viejos caminos ya irreconocibles, de tanta añoranza?Treinta años atrás quedó sepultada la insistencia, la tenacidad, ese empeño que viajó a lomo de arena a través del tiempo, desde el norte y sus mineros, desde el sur a caballo de trigo y sus esclavos campesinos.Cuántos humildes cruzaron el umbral del tiempo y de la muerte para venir a sentarse a nuestra mesa, para gritar en los sindicatos, para rayar las murallas con el nombre de un doctor con olor a mar y amaneceres de amarantas mariposas.Ese pequeño gigante año 1970, fue una pausa inolvidable en ese largo viaje que fue hasta ese día, el correr de nuestras vidas. Sí, fue la pausa en medio de la jornada laboral. Fue una colación breve, tal vez nimia, pequeña, pero con el sabor de la mejor comida.
¡Ganamos! ¡Ganamos!
Y las lágrimas fueron la vanguardia de aquellos hombres templados a golpes de barro, de carbón y a latigazos, latigazos que ya venían heredados, cicatrices que se heredaban de padre a hijo, de padre al hijo, de padre a hijo. Pero por fin comenzarían a diluirse, como el vapor lejano de una maldición de arena, espinas y piedras sobre el jardín que se levantaba hermoso y merecido. ¿Pero cuánta carne de obrero fertilizó ese jardín, cuanta sangre regó ese huerto donde por fin se vislumbraba la primera cosecha?
Tanto sufre un ser humano a lo largo de su vida, que cuando algo bueno le pasa no alcanza a calibrarlo, no puede darse real cuenta de lo que tiene sobre sus manos. No alcanza a saborear la felicidad, sino hasta que la maldad le escupe sobre sus ojos la bilis de la traición.Fuimos tan pequeños, pudiendo ser tan grandes. Fuimos tan grandes y nos volvimos tan pequeños.
Y cayó el péndulo sobre la tela, desgarrando sueños, esperanzas e ideales.Cae el péndulo una y otra vez oscilando entre el dolor y el dolor.No existe pausa entre dolor y dolor.Y comenzó la estampida.
En 30 años no se ha borrado nada, en 30 años los mismos traidores llegan incluso a ser presidentes, a ser senadores. Senadores del descaro y el desparpajo. Aún esperamos un perdón, con su dios por testigo.En 30 años aún no se ha decantado toda la sangre coagulada en rencores sordos, en lamentos insistentes, ¿Dónde están? Vivos se los llevaron, vivos los queremos.
Cambió de piel la serpiente y perfumó su veneno con el rocío de las falsas promesas, con el agua generosa de la demagogia. Ahora viste a la usanza de los mortales. Nos mostró un arco iris y como niños, una vez más creímos en el. Arco iris que se destiñó de tanto incumplimiento, de tantas mentiras, de tanto castigo, de tanto de lo mismo, de tanto, de lo de siempre. Ahora se mezcla entre nosotros, ahora contempla su antigua vestidura. Y en cualquier momento esa serpiente cambia de piel y el veneno se huele desde lugares remotos.¿Recordaremos los 50 años de la Unidad Popular, maldiciendo nuevamente nuestro aciago destino, una vez más culparemos a los demás de nuestros propios fracasos? ¿Si en veinte años más, ganamos algo, lo volveremos a perder, lo volveremos a entregar, aún creeremos en el guante blanco de la clase dominante?
Por la Razón o La Fuerza. Tuvimos la razón, ellos la fuerza.
Texto del chileno Angel Bianque- 11 de septiembre de 2006
A una semana de cumplirse un 2 años,
SEGUIMOS EXIGIENDO AL GOBIERNO NACIONAL Y AL GOBIERNO PROVINCIAL LA APARICION CON VIDA DE JORGE JULIO LOPEZ.
¿y Julio LOPEZ?
Por la Razón o La Fuerza. Tenemos la razón...