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El primer mundo se alimenta de nuestros niños

Muchas son las personas que cuando quieren mencionar un país en serio, una sociedad honesta, los nombres de los países primer mundistas inunda la escena. Países que se alimentan de nuestra sangre, de nuestros alimentos y la salud de nuestros niños, jóvenes adultos y ancianos.



El fin de la guerra fría, trajo como consecuencia la arrogancia del capital transnacional, con la consolidación de su mejor gendarme, el imperio norteamericano. El derrumbe de un mundo bipolar no trajo beneficios a la humanidad, por el contrario la injusticia se agravó, la explotación se fortaleció. La hipocresía de los sectores medios sigue considerando que países como Suiza son los ejemplos de sociedades a seguir. País letrina, que esconde en sus arcas el dinero sucio del gran Capital, y la sangre de quienes lo laboraron.

De los mas de 6228 millones de personas que habitan este planeta, 1200 millones viven en los países industrializados, 5028 millones viven en los países denominados en desarrollo.

Sin embargo, pese a albergar el 80% de la población, los países pobres concentran tan solo el 20% de la riqueza mundial.

La humanidad necesita para satisfacer sus necesidades elementales, la insignificante cifra de 80.000 millones de dólares. La mitad de lo que paga América latina en concepto de servicios de deuda por año, o apenas el 5 % de lo que paga por año el tercer mundo en concepto de servicios de sus deudas.

El mundo unipolar, no ha mejorado en nada la situación de miseria a la que ha sido condenado todo el tercer mundo por la disputa imperialista del breve siglo XX. Y la hipocresía de una burguesía lacaya, no nos condenara a la ignorancia de creer en ajenos espejitos de colores.

El primer mundo es el mayor responsable de nuestras desgracias, y es hora de hacérselos notar a ellos, y a la tilingada de nuestra clase media que no tiene donde caerse muerta, pero insiste en comprar ilusiones al proxeneta de la esquina. Es hora que esta mierda maloliente, que es el Tercer Mundo, tome lo que es suyo por las buenas, si se puede, o por las malas como debe ser.

Grupo Editorial “Al Dorso”