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Columna Alejandro Olmos Gaona - 7 de Junio de 2007



  • Alejandro Olmos Gaona

Evolución histórica de la deuda externa argentina

Se produce la revolución del 4 de junio e 1943, donde empieza a sobresalir la figura de Perón a través de su actuación en la Secretaría de Trabajo y Previsión, donde se ocupa de atender los reclamos de los más carenciados. Luego asume la Presidencia de la República, y traza un nuevo proyecto económico mediante el cual se impulsarán grandes transformaciones: La nacionalización del Banco Central, de los ferrocarriles, de las empresas de gas y teléfonos, son instrumentos de una nueva política que va a poner en manos del país el manejo de los resortes fundamentales de su economía. Todo este proceso, producirá escozor en los Estados Unidos, que ya han sustituido a Inglaterra en la influencia continental.
La Argentina no se adhiere al Fondo Monetario Internacional, creado en Breton Woods en 1944, y se aparta de cualquier organismos multilateral de crédito para observar una política independiente. La desclasificación de importantes documentos de los archivos norteamericanos, ha demostrado sin lugar a dudas, como se bloqueó económicamente a la Argentina desde 1945 hasta 1952 por lo menos utilizándose todos los recursos disponibles para tal propósito.
En 1946 la deuda de Estado Unidos e Inglaterra con la Argentina era de 2.000 y 3.500 millones de dolares respectivamente. Esa suma a valores de hoy exceden los 50.000 millones. Ambos países se negaron apagar no sólo los créditos sino los intereses respectivos. A través de trabajosas negociaciones se consiguió que nuestro país pudiera comprar en Estados Unidos, haciendo uso de las libras bloqueadas en Gran Bretaña. Aprovechando tal situación, se produjeron importantes importaciones en esa nueva política de reactivación. Cuando se pretendió hacer uso de las libras, Gran Bretaña decretó la inconvertibilidad de su moneda, y entonces la Argentina se convirtió en deudor de Estado Unidos, al no poder hacer uso del dinero bloqueado. Perón celebró nuevos arreglos, poniendo a disposición el gobierno norteamericano parte de las divisas existentes y se pudieron cancelar las obligaciones. Pero hay más sobre la habilidad de nuestros prestamistas: como en la década del treinta, los pagos por las importaciones, eran depositados en una cuenta que nuestro país tenía en el Banco de Inglaterra, y se convertían en oro cuando nuestro país necesitaba hacer uso de ellos, esas libras que quedaban en Gran Bretaña eran nominalmente nuestras. Ello dio lugar a la emisión de unos bonos de congelación para evitar la emisión de moneda. Dichos bonos que emitía el gobierno devengaban un interés que la Argentina debía pagar. Debido a ello Miguel Miranda, Ministro de Hacienda durante la primera presidencia de Perón dijo en una reunión del Consejo Económico y Social: "Sobre el dinero bloqueado el país no cobraba un solo centavo de interés, pero para disimular su emisión se emitían bonos de congelación y se pagaba interés. Yo he sacado como consecuencia que los ingleses con gran habilidad, nos cobraban interés por el dinero que nos debían"
Durante el gobierno peronista, por primera vez en la historia, la deuda externa desaparece de los registros porque es cancelada en su totalidad. En 1945 las obligaciones con el exterior importaban la suma de 519.910.262 de pesos, en 1946 baja a 114.196.498, en 1950 es de apenas 41.086.681, y en 1952 es totalmente pagada, no existiendo ninguna obligación hasta la caída del régimen en 1955.
Sin lugar a dudas que la investigación sobre la época de Perón todavía está en los umbrales, y lo que se conoce son enfoques muy parcializados, que van desde encendidos ditirambos y apologías carentes de todo rigor crítico, hasta versiones que solo enfatizan los aspectos negativos del peronismo y no han penetrado en el fenómeno histórico que representó en esos años. Hubo muchas dificultades, presiones de todo tipo para entorpecer la marcha del gobierno, Importaciones esenciales para el desarrollo industrial fueron cortadas de raíz, no hubo la menor posibilidad de contar con algunos insumos básicos que se necesitaban. Hubo que hacer algunas concesiones y la de la Chade es una de ellas. La Chade era un consorcio internacional que manejaba la electricidad. Tenía un contrato con fecha determinada de vencimiento, operada la cual todos los bienes de la compañía pasaban a poder del estado. El Contrato fue prorrogado por 50 años más por el Consejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires, después de haber coimeado a los concejales radicales y conservadores, quienes sin ningún escrúpulo se complicaron en la maniobra. Cuando se produjo la revolución del 43, se creo una comisión investigadora que presidió el Coronel Matías Rodríguez Conde. A través de esa pesquisa se individualizaron todos los personajes que intervinieron en el negociado, no solo los representantes políticos, sino los abogados, economistas, contadores y consultores, además de otros funcionarios que se complicaron en el fraude. Se encontraron desde las cuentas corrientes hasta las cajas de seguridad en los bancos, y los bienes que compraron con el dinero espúreo. Esa investigación, que se convirtió en una radiografía del régimen fue archivada por Perón, sin que se tuviera noticias públicas de ella hasta que fue reimpresa por la Editorial Universitaria de Buenos Aires en 1942. Este es un tema que debería profundizarse y que presenta aspectos no muy claros. Hay algo que es evidente y es la fuerte presión del capital extranjero que se había apoderado de los resortes fundamentales de la economía. Uno de los directivos de la Chade, el Ingeniero René Brossens era amigo de Perón, y cuando estaba preso en Martín García, le envíó a Eva una carta donde le dice que ante cualquier dificultad recurra a él que "es un buen amigo" La carta fue publicada por Felix Luna en el 45. Cuando este autor entrevistó a Perón en Madrid le preguntó por el tema, y según cuenta, Perón le respondió que efectivamente Brossens era su amigo, y que no era culpable, porque los que se dejaron coimear fueron los políticos que intervinieron, y que la Chade no tuvo otra alternativa, para continuar con la prestación del servicio eléctrico. Explicación muy simplista por no decir insostenible, pero que da cuenta de la presión que ejercían estos holding. Cabe aquí una digresión. La Chade era simplemente una subsidiaria de Sofina, consorcio internacional en el que había representantes de la banca judía, la banca española, el gran consejo Fascista, banqueros alemanes, es decir una increíble mixtura de capitales quienes carecían de cualquier prejuicio ideológico a la hora de hacer negocios.
En esa suerte de bloqueo efectuado por Estados Unidos, uno de cuyos inspiradores fue el Embajador Spruille Braden, las consecuencias fueron muy serias para nuestra economía, pero la voluntad política de los que estaban al frente del gobierno, pudo más que las presiones recibidas y a pesar de todo se empezó un proceso de industrialización creciente, mientras el estado soberano tenía por primera vez en décadas poder de decisión autónomo
En el año 1952, el bajo crecimiento de la economía, sumado a problemas en el sector agrícola y a problemas estructurales que todavía no se habían podido superar llevó a Perón a tomar una serie de medidas y a vislumbrar la posibilidad de recurrir a los Estados Unidos para que colaborara en la reactivación del país. Llegó al país en esa época Milton Eisenhower, hermano del presidente norteamericano, con el que se realizaron conversaciones para analizar diversos proyectos de inversión.
Es en esos años, cuando deben acentuarse las importaciones de petróleo, porque el que extraía YPF, no resultaba suficiente para abastecer las necesidades del mercado interno. En 1954, se realizan conversaciones con representantes de la Estándar Oil de California para efectuar inversiones en Comodoro Rivadavia. El Ministro de Industrias, Dr. Orlando Santos, firmó una carta intención con la compañía petrolífera estableciéndose un área de explotación de poco más de 45.000 kilómetros cuadrados, donde se construirían aeropuertos, caminos, verdaderas ciudades, y toda la infraestructura necesaria para llevar adelante una obra de tal magnitud. El contrato fue arduamente discutido en su momento, porque se sostenía que era volver a la vieja política de sometimiento, y resultó célebre la conferencia que pronunció el Dr. Adolfo Silenzi de Stagni, Profesor titular de Derecho Agrario y Minero en la facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, donde impugnó las cláusulas del contrato, sosteniendo que era un verdadero escándalo que llevaba a la enajenación de nuestro petróleo. Su clase fue mimeografiada y distribuida clandestinamente, y se formaron ciertos movimientos de opinión respecto al tema, mientras la Argentina vivía momentos extremadamente difíciles por los enfrentamientos políticos entre el gobierno y una oposición que crecía cada día más.
Sería una ingenuidad suponer que Perón iba a tirar por la borda toda una política sostenida hasta ese momento. Efectivamente el proyecto era algo muy serio, pero lo que no se dice es que fue enviado al Congreso para que se realizara una discusión amplia, y tal debate la diera un arma para modificar algunos términos del contrato. Se precisaba de una inversión importante, y ésta era una gran oportunidad. No puede desconocerse, que el Congreso era incondicional a las decisiones y a los proyectos del presidente. Si hubiera querido que se aprobara tal cual había sido redactado, hubiera ordenado que se votara sin discusión, y no se hizo así.
Se produce la revolución de 1955, y las nuevas autoridades le encargan al Dr. Raúl Prebisch, celebrado economista, que redactara un informe sobre la situación argentina. Las conclusiones de este fueron dramáticas, pero producto no solo del desconocimiento de lo que realmente ocurría sino de una imposición de las autoridades revolucionarias para justificar buena parte del proceso en el que se habían involucrado. Al poco tiempo de conocerse dicho informe Arturo Jauretche en páginas luminosas, desnudó una a una las falencias del informe y puso en descubierto su inconsistencia. Pero ya la situación era irreversible, y las influencias extranjeras volvían a hacerse presente en la Argentina. Así se decide la incorporación del país al Fondo Monetario Internacional, y los convenios bilaterales que se habían firmado, se empiezan a renegociar con los países que se nuclean en torno al llamado Club de París.
En el gobierno revolucionario aparece por primera vez un personaje destinado a ser un símbolo de los mercados y de su proyecto de país: el Ingeniero Alvaro Alsogaray, que fue Ministro de Industria durante la presidencia de Aramburu, y que luego implementaría un plan económico durante la presidencia de Frondizi, siendo Embajador en los Estados Unidos durante la presidencia de Onganía.. La mejor descripción de la persona de Alsogaray que conozco la hizo Aramburu en unas confidencias publicadas hace algunos años. En ella cuenta como debió echar al célebre ingeniero, su forma particular de ver la cosa pública y hacer negocios en función del poder ministerial del que gozaba.. El proyecto de país que Alsogaray proponía era achicar al estado, y aumentar el poder privado, para que controlara todos los resortes de la economía
Con la presidencia de Frondizi se empieza la explotación intensiva de los recursos petroleros, a través de contratos que en su momento fueron impugnados y declarados nulos, por los graves vicios de procedimiento. En ese momento el endeudamiento externo no era demasiado significativo y su crecimiento obedecía en general a las reales necesidades de financiamiento. En 1961 la deuda era de 11.606139.000 de pesos moneda nacional y al finalizar la década había crecido ocho veces, llegando a los 80.000.000.000. Si bien no podemos decir que nuestra política era independiente de las decisiones de los centros de poder, todavía estabamos muy lejos de lo que vendría después.
Durante la administración del Dr. Illia, se efectúa una política con cierto orden, y se anulan los contratos. Aunque puede decirse que la libertad política es plena, la marginación de las masas populares sigue siendo una evidencia, mientras el país se debate en una quietud, que no resulta auspiciosa, y provoca la injustificable intervención militar de Onganía en un proceso, donde la economía sigue un derrotero que condiciona las decisiones soberanas del país, que no atina a salir de esos círculos que están manejados invariablemente por los mercados financieros Durante ese proceso militar, se produce el negociado de Aluar, mediante el cual se entrega la producción de aluminio a un conjunto de aventureros que hicieron un gran negocio a expensas de los recursos del estado, y como sucede siempre en la Argentina, encontraron la posibilidad de tener representantes que siguieron ocupando cargos en los sucesivos gobiernos, y tuvieron en consecuencia una impunidad total para los cargos que desarrollaban. José Gelbard, que intervino abiertamente en este tema fue ministro de economía del primer gobierno peronista en 1973.
En Aluar se produce uno de los primeros casos de cuantioso endeudamiento privado que será asumido por el Estado. Gelbard, durante el gobierno de Cámpora. movilizó las estructuras políticas y realizó cambios económicos, con los que se empezó a gestar el gran proyecto de las transnacionales que estamos soportando. Es una ingenuidad, por no decir un verdadero despropósito, indicar que la Argentina en 1973 al 76 vivió un régimen democrático, con una economía que funcionaba, porque no es verdad. En esos años se gestaron en realidad las causas que llevarían al sangriento golpe militar de 1976, que utilizando el pretexto de las deficiencias del régimen peronista, vino a instalar no solo una dictadura, sino las bases y los cimientos de la definitiva extranjerización de nuestra economía..