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Editorial 14 de Junio de 2007

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Una vez más las disputas de los señores de la guerra

En los últimos días el mundo creyó haber revivido momentáneamente una especie de pequeña “guerra fría” entre dos gigantes de la escena internacional.

Estados Unidos y la Rusia Federal viven actualmente un cúmulo de enfrentamientos diplomáticos que no hace más que reflejar la nueva lucha por el dominio de los escasos recursos naturales del planeta.

Washington busca instalar un radar y proyectiles de intercepción en los estados vasallos de República Checa y Polonia como parte de un sistema antimisiles para protegerse de los “Estados canallas” de Irán y Corea del Norte. La Rusia de Vladimir Puttin planteó su oposición y acusa a Estados Unidos de expansionista en territorio europeo oriental y de querer poner bajo control norteamericano al Viejo Continente.

Nos sorprende también la histórica visita del señor Bush, este último fin de semana, al pequeño estado balcánico de Albania, otrora nación que fuera república socialista y que ahora no duda en caer bajo la orbita del Tío Sam.

En Albania Bush prosiguió con la disputa con Moscú y allí pidió por la independencia de Kosovo, ex provincia serbia y de mayoría albanesa.

¿Estamos ante una “guerra fría” del siglo XXI?
¿Por cuáles ideales se está luchando?
¿O acaso estamos en presencia de una peligrosa disputa de dos potencias que creen que el mundo es un botín de guerra?

Estados Unidos no hace más que imponer su papel líder frente a la Unión Europea y advierte a Rusia sobre su protagonismo en la comunidad internacional.

En la Cumbre del Grupo de los Ocho que tuvo lugar entre el 6 y el 8 de junio en Heiligendamm (Alemania) bajo el lema “Crecimiento y Responsabilidad” se reflejó que los líderes de los 8 países más poderosos del mundo se reúnen para debatir y decidir sobre cuestiones de economía y política global que nos afectan a todos. Parlotearon sobre inversión y crecimiento económico, propiedad intelectual, crisis energética y cambio climático, y una vez más sobre el miserable destino que le depara a África.
No caben dudas que a los nuevos señores de la guerra les preocupa el crecimiento económico de los países enriquecidos, la incertidumbre de sus inversiones, los ataques a la “innovación tecnológica” y los problemas de insostenibilidad y seguridad energética, y por supuesto también África y su peligroso acercamiento a China.
Los señores del Grupo de los Ocho realizan lujosas reuniones cumbres para debatir sobre las realidades del mundo actual cuando en realidad tratan de buscar un equilibrio para que los negocios de sus multinacionales no se vean perturbados. Buscan que la globalización capitalista desigual pero favorable a ellos no se detenga.

La humanidad debe estar alerta frente a estas lujosas reuniones de los poderosos, de los guardianes políticos de los magnates y los financistas mundiales.

No debemos dejarnos engañar por hediondos líderes que solo representan a una minoría mundial que saquea continuamente a los pueblos y pretende convertirlos en los nuevos colonos de la expansión globalizadora del capital.

Los ricos se unen y quizá programen guerras y luchas interestatales en el plano diplomático, pero serán un rayo al unísono a la hora de defender su sistema de explotación del trabajo humano.

Millones de trabajadoras y trabajadores deberán hacer lo mismo para asaltar el cielo contaminado por esos señores megalómanos, y comenzar a crear una esperanza de vida mejor para toda la humanidad.

Sueños de un mundo mejor corren por ríos de sangre en los cinco continentes…

Los sueños de aquellos que quieren romper con ese sucio, fétido y canceroso mundo impuesto por la farsa de los señores del G-8 y sus multinacionales, se convertirán sin lugar a dudas, en las realidades de un nuevo amanecer.

Es necesario que se imponga verdad ante tanta mentira anquilosada en las estructuras vitales en la que descansa nuestras sociedades.

Como nos dice Bertolt Brecht en la Obra de Teatro Galileo Galilei:

“La victoria de la razón solo puede ser
la victoria de los que razonan.
Se impone tanta verdad, en la medida
en que la impongamos”

Grupo Editorial "Al Dorso"