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Editorial 19 de Abril de 2007

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Amenaza imperialista latente


La humanidad en los albores del siglo XXI lamentablemente posee una grave amenaza: El imperialismo norteamericano.

Masacrando afganos e irakíes por su cuenta; o apoyando la masacre sobre el pueblo palestino por parte del Estado sionista de Israel, la Nueva Roma Imperial del Norte demuestra que no le importa la vida humana, sino los negocios de los magnates, de aquellos que se erigieron como amos sobre nuevos “esclavos bárbaros”.

El imperio no se contenta con destruir a seres humanos en el Medio Oriente.
Bombardea sobre vidas humanas en Somalia, no duda en apoyar a tiranías como la de Pakistán, la de Kazajstán, la del reino de Marruecos, o a las cipayas monarquías petroleras de la Península Arábiga.

Tortura en Guantánamo, en las cárceles secretas de la Europa vasalla, en Abu Graib;
Expande sus legiones militares sobre el mundo entero para controlarlo y someterlo a sus pies.

Como todo imperio grita con la fuerza de la guerra el deseo intimidante de dominar el Agua y la Tierra.

Y falta la pieza que mantiene en vilo a todos: Irán y su supuesta amenaza nuclear.

Si señores, el imperio acusa a Irán de fabricar bombas atómicas, cuando la historia es testigo de la masacre nuclear yanki sobre Hiroshima y Nagasaki.

Si señores, el imperio pretende desarmar, en todo caso, a los países díscolos del Tercer Mundo, a los “desobedientes” de sus designios.

Para masacrar a los palestinos y quedarse con sus tierras, utiliza a sus siervos sionistas de Tel Aviv.

Para masacrar afganos utiliza a su guardia pretoriana de la OTAN y al régimen títere y autoritario de Pakistán.

Para masacrar a los somalíes y quedarse con el Cuerno del África Oriental, utiliza a los cipayos del gobierno etíope.

Por ende para doblegar al pueblo de Irán y atacar a su gobierno islámico, utiliza a los lacayos británicos para provocar un conflicto bélico.

En los hechos el imperio trata de provocar como sea para seguir manteniendo su hegemonía.

En las Américas, continúa con el genocida bloqueo a Cuba, no deja de intimidar a Venezuela y Bolivia, y vigila con atención, y con tranquilidad garantizada, cómo los falsos gobiernos progresistas de Sudamérica engañan a pueblos que continúan sufriendo el embate neoliberal del Consenso de Washington.
Y como si fuera poco, el imperio, con el apoyo de lamebotas yankis, pretende emprender hambrear a la humanidad con el plan de los biocombustibles.

El imperio pretende llenar los tanques de guerras y los automóviles y engendrar millones y millones de barrigas vacías para el futuro.

No se conforma con el agua, va por el maíz, la soja, los cereales, el azúcar…
¡Volvemos a la era del imperialismo decimonónico! ¡Regresamos al saqueo de los recursos naturales básicos a costa del genocidio del hambre sobre millones de seres humanos inocentes!
Aquellos que vociferan sobre el fin de la historia, aquellos que teorizan sobre que no hay imperialismos, aquellos que quieren acabar con las ideas y las utopías, son meros intelectualoides orgánicos de la amenaza más trágica que conoce la humanidad: el imperialismo capitalista de Estados Unidos.

La historia no ha culminado, las ideas no mueren y mucho menos las utopías, el imperialismo existe y constituye la grave amenaza para la especie humana, está en nosotros, en los trabajadores, en los estudiantes, en los jubilados, y en todos aquellos olvidados, humillados, en los nadies echar por tierra los cimientos en los que se sostiene esta sociedad esencialmente injusta.

Grupo Editorial " Al Dorso"