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Fieles a su estilo
Los bancos orientan sus excedentes a comprar activos públicos y en menor medida a financiar al sector productivo.
Por Claudio Zlotnik - Página 12 Supl. Cash - Domingo 8 de Julio
La estrategia de los bancos que operan actualmente en la plaza argentina no difiere demasiado de la que tenían durante la década pasada. En esencia es la misma. Transcurridos cinco años y medio de la explosión de la crisis, el Estado sigue siendo un excelente negocio para los financistas. En su momento fue muy criticada la amplia exposición de las entidades financieras a la deuda pública. Durante los años ’90, los bancos llegaron a tener más del 70 por ciento de su cartera en bonos del Estado. Después de la crisis, esa proporción cayó en forma sensible, aunque no cambió la lógica del negocio. A pesar del ingreso de bancos locales que prometían una fuerte apuesta por el sector productivo, lo cierto es que el sistema le presta al Estado todo lo que puede.
Y que, de acuerdo con los últimos datos del Banco Central, mientras el Estado tiene depósitos bancarios por 46 mil millones de pesos, el sistema financiero le prestó al Estado por un total de 93 mil millones (20.800 millones a través de créditos y los restantes 72.200 millones mediante la suscripción de títulos públicos).
De acuerdo con ese trabajo, ese financiamiento neto de 47 mil millones de los bancos al Estado es excesivo: “Es posible que el requerimiento financiero sea menor”, afirma. Y se arriesga que ese monto en exceso rondaría los 20 mil millones de pesos. Hay que tomar en cuenta que durante el primer trimestre del año, mientras las colocaciones del Estado en los bancos se mantuvieron en torno de los 46 mil millones, los préstamos bancarios al sector público se incrementaron en 7 mil millones. Como la mayor parte de esos depósitos está en cuentas corrientes, el negocio para las entidades financieras es todavía más importante.
En relación con el Producto Bruto industrial, el financiamiento al sector trepaba al 20 por ciento durante los ’90. Disminuyó a un mínimo del 4,9 por ciento con la explosión de la crisis y se viene recuperando con el crecimiento económico. Sin embargo, se encuentra por debajo del nivel de la década pasada, en el 12,1 por ciento del Producto industrial. Más suerte tienen las industrias brasileñas. El sistema financiero de ese país tiene colocado entre esas compañías un 26 por ciento del Producto industrial, nivel que se mantuvo en los últimos cuatro años.
Por ahora, los bancos argentinos prefirieron prestar al Estado y a los individuos que les piden fondos para consumir. Esos, junto a las cada vez más altas comisiones que les cobran a los clientes, son los nichos elegidos por los financistas para abultar las ganancias de sus balances.
Los dólares privados vuelan más
Los dólares argentinos en el exterior ya son 135.000 millones, un aumento notable desde la crisis. La vasta mayoría de esos capitales están aplicados en inversiones líquidas, seguras y de baja rentabilidad.
Por Marcelo Zlotogwiazda
A pesar del crecimiento económico, las oportunidades de inversión y del bajo riesgo de oscilaciones bruscas en las variables claves, en los últimos años los activos argentinos en el exterior continuaron subiendo hasta alcanzar los 135.000 millones de dólares, que es un 25 por ciento más de lo que había afuera a fines de 2001. Los expertos consideran que hay muy pocas chances de que una parte grande de esos fondos fugados retorne al país, pero paradójicamente eso podría ser tomado como una buena noticia para el Gobierno, ya que un reflujo importante de capitales haría aún más difícil sostener el dólar alto.
De acuerdo los datos oficiales recopilados en un trabajo que el Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina (Cefidar) difundió días atrás, el total de activos que el sector privado argentino posee en el extranjero se duplicó entre 1991 y 2001 hasta llegar a 109.000 millones, y desde entonces se incrementó en una cuarta parte.
En efecto, todo el aumento se explica por la fuga realizada por individuos o empresas no financieras, que en conjunto pasaron de tener 101.500 millones de dólares a fines de 2001 a más de 131.000 millones en diciembre del año pasado. Estos 131.000 millones de dólares están repartidos de la siguiente manera: 6900 millones en propiedades inmobiliarias, 17.600 millones en participaciones societarias, y todo lo restante, 106.600 millones, en activos líquidos.
