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Conflictivo Oriente Medio
Guerras, invasiones imperiales y saqueo
Por Mauricio David Idrimi
El Oriente Medio hoy en día constituye una de las regiones del globo más conflictivas.
Rápidamente se puede hacer el siguiente repaso de los hechos: el terrorismo sionista del Estado de Israel sobre el pueblo palestino, la inestabilidad política crónica en el pequeño Estado mediterráneo del Líbano, la invasión anglo-norteamericana en Irak y la guerra civil que se quiere ocultar en ese país de la Mesopotamia asiática, los bombardeos indiscriminados de la OTAN sobre el pueblo afgano y la presión occidental sobre la República Islámica de Irán y la República de Siria.
Fijémonos bien que estos conflictos de fuerte relevancia internacional tienen un denominador común: la intervención directa e indirecta de las potencias occidentales lideradas por Estados Unidos. A este panorama hay que agregarle el rol del Estado sionista de Israel, el gendarme pronorteamericano por excelencia en el Oriente Medio.
Pero tengamos en cuenta lo siguiente. En el Oriente Medio existen tres recursos naturales esenciales para los intereses económicos de Occidente: petróleo, gas y agua. Es por eso que detrás de los conflictos, las guerras civiles y las invasiones imperialistas en esta región se encuentran las multinacionales preparadas para saquear. Salvando las distancias, como en el caso africano, las multinacionales engendran los peores conflictos bélicos que se presentan en la actualidad.
La riqueza en petróleo y gas convierte al Oriente Medio en una zona clave para el panorama energético mundial. También los pocos acuíferos existentes allí son de mayor importancia. Si miramos el mapa de yacimientos de hidrocarburos vemos que existe una elipse geográfica que abarca una parte de la Ex Unión Soviética y gran parte del Oriente Medio. El 70% de las reservas mundiales de petróleo y el 65% de las reservas mundiales de gas están concentrados en esa región. Con un solo vistazo a ese mapa nos damos cuenta que la razón verdadera de la militarización del Oriente Medio no es el Islam, ni el fundamentalismo islámico, sino el afán de saqueo capitalista de las multinacionales custodiadas por los ejércitos de Estados Unidos y sus aliados. Occidente, liderado por Estados Unidos, siempre ha tenido en la mira custodiar los dos tercios de las reservas mundiales de petróleo ubicadas en el suelo de cinco países: Arabia Saudí, Irak, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait e Irán. Pero Occidente saquea en Irak e intenta hacerlo en Irán, y junto a Tel Aviv custodia la zona del Mediterráneo Oriental.
Luego de haber derrocado al único gobierno del mundo que tenía la intención de no seguir aceptando dólares por sus contratos petroleros, la coalición anglosajona trata de obligar al Irak ocupado a ceder sus ingresos petroleros a las compañías occidentales. Cuatro años después de la invasión de Irak por las tropas anglosajonas, Washington, Londres y Canberra tratan de regularizar según la visión del derecho internacional el saqueo que están cometiendo. Poseedor del 10% de las reservas mundiales de petróleo, Irak despierta la codicia de las principales compañías, sobre todo porque los costos de explotación de los yacimientos iraquíes se encuentran entre los más bajos del mundo.
Desde la invasión de Irak por la coalición petrolera, las acciones de Exxon, BP-Amoco y Shell comenzaron a subir de nuevo, de forma espectacular y sin otra explicación que la perspectiva de grandes dividendos para sus accionistas, dividendos que habían perdido desde que Saddam Jussein nacionalizó el sector petrolero, en 1972.
La revolución iraní de 1979 derrocó al régimen pro occidental del Sha de Persia y desde entonces Estados Unidos y sus aliados han hostigado a Teherán para tratar de “recuperar” ese país tan estratégico en la zona del Golfo Pérsico. Las multinacionales han perdido al tercer productor de gas en el mundo y buscan la forma de volver a tener el privilegio de explotar esa reserva energética.
Queda por analizar qué hay detrás del conflicto en la zona del Levante y la Palestina.
Analizar qué busca Israel con sus políticas belicistas y expansionistas en esas zonas.
Tel Aviv no solo ocupa Palestina, sino también las Alturas del Golán, en la frontera norte con Siria, y parte del sur del Líbano, consecuencias de sus guerras pasadas.
Aquí hay una lucha incesante por parte de los sionistas para controlar las escasas pero vitales reservas de agua que existen. El mayor desafío de desarrollo para Israel es el agua. Gracias a sus petrodólares, varios países árabes del Golfo Pérsico de la región han podido invertir en la desalinización para obtener agua potable. Pero Israel, como en Palestina, Jordania, Líbano y Siria, las tensiones hidráulicas aumentan. Tel Aviv consume los pocos recursos de agua que existen en la Franja de Gaza y la Cisjordania, como así también en las Alturas del Golán y el sur del Líbano. La presencia militar allí es muy importante para controlar tal situación.
Pero las guerras de Israel también esconden proyectos más ambiciosos. Las multinacionales tratan de crear un gran gasoducto que se tendría sus orígenes en los Cáucasos (Georgia, Armenia, Azerbaiján, todos países títeres de Occidente), y que atravesaría la zona oriental de Turquía y pasaría fundamentalmente por el Levante libanés y, por supuesto, la Palestina hasta desembocar en el Mar Rojo con ayuda del gobierno pro occidental egipcio de Jozni Mubarak. Tal proyecto intenta evitar duras tensiones con Siria e Irán, que geográficamente no permitirían abrir un gasoducto que iría desde Afganistán (ya ocupada por los imperialistas) hasta la Anatolia, y así tener una salida directa desde el Mediterráneo oriental hacia Europa Occidental (que evitaría, además, negociar con Rusia). Israel debe seguir guerreando en la Palestina y el Levante para asegurar tal proyecto. No por casualidad, Egipto (representando a los países prooccidentales de la Liga Árabe), Turquía (representando a la OTAN en el Medio Oriente) y Occidente se empeñan en apoyar a Tel Aviv para destruir al Jamás (y dar su apoyo a Al Fataj), al Jizbollah en el sur del Líbano y tener los roces tensos con la Siria de Assad por las Alturas del Golán.La explicación para la presencia masiva de los ejércitos imperialistas y sionistas se tiene que buscar en los enormes yacimientos de hidrocarburo y sus ganancias, y no en la lucha contra el “terrorismo islámico”, o contra los “diabólicos Estados canallas”.
