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La CIA, historia de espías al servicio de los intereses de la Casa Blanca.
Por Mauricio David Idrimi
La CIA, la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, es una de las tantas creaciones polémicas y controvertidas de Washington durante la época de la denominada “guerra fría”. La opinión pública mundial asocia a la CIA con agentes secretos, espías y operaciones encubiertas de los Estados Unidos para desbaratar fuerzas ilícitas consideradas “malvadas”, que atentan contra la seguridad nacional.
Pero esta institución se ha convertido en una verdadera máquina para liquidar todo tipo de obstáculo que se le presente a los intereses hegemónicos de Washington en el planeta.
La Noticia
Hace más de una semana el presidente norteamericano Georges Bush ordenó desclasificar documentos reveladores que hablan de las operaciones secretas de la CIA en tiempos de la “guerra fría”. Los documentos son conocidos en la CIA como Las Joyas de la Familia y se había desclasificado el martes cientos de páginas en las que fueron detallados algunos de los peores métodos ilegales utilizados por la agencia durante 25 años, entre los que figuran intentos de asesinato en el extranjero, espionaje y secuestros.
Historia De La Cia
La CIA fue creada en 1947 por orden del presidente demócrata Harry Truman, sustituyendo a la Oficina de Seguridad Estratégica de la Segunda Guerra Mundial, usando muchos procedimientos y agentes de la Organización de Servicios Especiales creada durante la guerra con misiones de espionaje y apoyo a la resistencia tras las líneas alemanas. En 1949 se le otorgan poderes para investigar sin necesidad de autorización judicial expedientes administrativos y fiscales. La filosofía de la organización era dotar al presidente de un segundo punto de vista elaborado por civiles, frente al aportado por los militares de la Agencia de Seguridad Nacional.
La CIA tenía como objetivo recopilar, analizar y usar información en el exterior, ya sea de gobiernos, corporaciones o individuos que puedan afectar la seguridad nacional de los Estados Unidos.
Su principal rival era la KGB, la institución gubernamental de inteligencia de la Unión Soviética, y en los duros tiempos de la “guerra fría” trataba de contrarrestar los actos de espionaje moscovitas en el planeta. La historia reciente nos indica que la CIA no solo se encargaba de esos roles. La CIA estuvo detrás de múltiples tareas de entrenamiento de fuerzas políticas reaccionarias y derechistas, y de la desestabilización de gobiernos contrarios a las políticas de la Casa Blanca. También se encargaba de infiltrarse dentro de las fuerzas políticas progresistas y de izquierda con el objetivo de obtener información sobre sus acciones y “relación” con la Unión Soviética o la China maoísta.
Intento de asesinatos de presidentes “peligrosos”
Por otra parte, estuvo detrás de planes de asesinatos de líderes políticos, como han aseverado en 1975 que intentaron ciento de veces asesinar al presidente cubano Fidel Castro.
La CIA, esbirro secreto de los intereses de las multinacionales…
Las primeras de las operaciones de la CIA fueron las de garantizar la derrota de los comunistas en Grecia, Francia e Italia hacia fines de los años cuarenta. A eso le siguieron décadas de trabajo político mucho más sucio. Los agentes secretos de la CIA han sido utilizados también para servir a los intereses de las empresas multinacionales que apoyaban a regímenes políticos corruptos y autoritarios aliados a la Casa Blanca.
Irán
En 1953 la CIA se encargó de restaurar al Sha de Persia, que había sido depuesto por el primer ministro Mossedegh, líder progresista que había ordenado la nacionalización de las compañías petroleras norteamericanas y británicas en el país, como así también una política de acercamiento a Moscú para firmar acuerdos comerciales y militares.
El gobierno progresista de Mossedegh, que no se había proclamado marxista en ningún momento, fue derrocado por fuerzas leales al Sha de Persia, que fueron financiadas por la CIA. Ese golpe de estado costó miles de vidas en Irán. La Exxon Mobil y la British Petroleum estaban a salvo gracias a los agentes de la CIA que ayudaron a los leales del Sha de Persia.
El derrocamiento de Arbenz en Guatemala
Un año después, en junio de 1954, la CIA cometió uno de los pecados cardinales de la política exterior norteamericana en las Américas. En ese mes Jacobo Árbenz, elegido democráticamente presidente de Guatemala, fue depuesto en un golpe de estado planeado y coordinado por operativos de la CIA.
Árbenz, un moderado político nacionalista y progresista, pero para nada marxista leninista, había propuesto que las tierras no cultivadas pertenecientes a grandes terratenientes como United Fruit Company (UFCO) fueran distribuidas entre agricultores pobres.
Documentos desclasificados en 1997 muestran que en respuesta a esta propuesta de reforma agraria, la CIA, actuando con la aprobación del presidente Eisenhower, dirigió una campaña de propaganda contra Árbenz, sembró la deslealtad entre los militares guatemaltecos, y armó una insurgencia rebelde.
Una vez más, los agentes de la CIA ayudaron a que los intereses de una compañía norteamericana más que a derrocar a supuestos aliados de Moscú. Y el caso guatemalteco es muy revelador. Washington se vio profundamente implicado en la operación en Guatemala. El director de la CIA de entonces provenía de una compañía de abogados de New York que tenía estrechos vínculos con la UFCO. Otros funcionarios de la CIA, y cercanos también al Pentágono, poseían cargos directivos en la frutera.
Otras sombrías operaciones…
La CIA derrocó a líderes elegidos democráticamente no sólo en Guatemala, sino en el ex Congo belga (1960), en Chile (1973) y en otras partes. En el país africano apoyaron a las fuerzas del tirano Mobutu, que en 1961 asesinaron a Patrice Lumumba e instauraron un régimen servicial a las multinacionales mineras y forestales norteamericanas y europeas.
Desde entonces el Congo Kinshasa fue testigo de una historia de muertes y saqueo.
Largas y sangrientas operaciones de contrainsurgencia la CIA engendró en lugares como Viet Nam y El Salvador. Y en busca de objetivos a corto plazo creó monstruos sobre los cuales perdió más tarde el control, como los muyajadines talibanes que combatieron a los soviéticos en Afganistán en 1979-1989, En cada caso, la agencia actuó con poco conocimiento del público o supervisión del Congreso. Conocido es también su apoyo logístico a la Operación Cóndor en el Cono Sur sobre las dictaduras de Paraguay, Brasil, Chile, Uruguay y Argentina.
Nada nuevo bajo el sol…
La desclasificación de documentos hecha por la CIA el pasado martes, fue vista con cierto escepticismo por algunos sectores estadounidenses, que aseguran que pese a ello, existe un exceso de ocultismo informativo en el gobierno federal y el sector privado estadounidense. David Barrett, profesor de la Universidad Villanova (Pensilvania), acotó en una entrevista concedida a The New York Times, que "no sabemos todo lo que pasa hoy (en la CIA). Pero parece que ya hay suficientes pruebas como para afirmar que actualmente las cosas no son diferentes". Aunque la CIA insista que ha cambiado y hoy actúa "en el marco de la ley", según su director actual, Michael Hayden, muchos estiman que mantiene un profundo silencio sobre sus actividades recientes más controvertidas en el marco de la “guerra contra el terrorismo”.
Y es que la CIA mantiene el silencio, por ejemplo, sobre las prisiones secretas en Europa, donde mantuvo detenidos desde 2001 a individuos sospechosos de terrorismo. Desde 2002, la CIA mantuvo a cerca de 100 sospechosos de terrorismo detenidos en cárceles secretas en el extranjero y está acusada de haberlos torturados. La misma secretaria de Estado, Condeleezza Rice, lo ha afirmado en 2006. . Otras revelaciones sobre actuaciones de los servicios de inteligencia estadounidenses tras el 11 de setiembre de 2001 dan la sensación de que las cosas no cambiaron demasiado respecto a los años setenta. Las actividades ilegales enlistadas en el archivo no dejan lugar a dudas: la CIA ha sido desde los años 50 la mano negra de Washington encargada de hacer las tareas sucias que la Casa Blanca prefiere mantener en secreto. Tal afán de incógnito se debe al carácter inaceptable y reprobable de sus acciones, contrarias al discurso de respeto a la democracia, al derecho internacional y a los principios humanitarios que los sucesivos gobiernos de los Estados Unidos tanto han pregonado. Pero lo peor de todo es que la CIA sigue recurriendo a esas prácticas, a pesar de los escándalos y de la oposición que suscitan.
