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Literatura

Sobre Orwell




Texto: Diana Della Bruna
Locución: Diego Slagter
Artística y edición: Luciano Caselli



Gran Hermano
Un Hombre presente en todos lados. Un Ojo vigilante. Un Hombre protector y severo, amante e inflexible. Un Hombre que todo lo ve. Un Hombre como un hermano mayor, el Gran Hermano. En un mundo imaginario, en un virtual Londres de 1984, el Ingsoc es una fantasía donde este Gran Hermano nos protege de nuestros pensamientos. Un hombre que es el Hombre de los Hombres y no se deja ver.

Realmente vivimos en una sociedad libre, más allá de los fantasmas imaginados por Orwell…
NO
Me doy vuelta en mi habitación gris. Nada. Los pisos blancos, las paredes desnudas, los muebles, negros, impecables. Acodado en mi sillón, no veo nada. Hasta que empiezo a percibir, en un rincón oscuro, un pequeño resplandor intermitente, como la luz de una vela agitada por el viento. Dos o tres pensamientos del pasado, reventados, arden, se consumen y aún me dirigen sus ojos, entre suplicantes y resentidos.
NO.
Escucho nuevamente y se me cae. Se me cae un pensamiento. Me mira, todavía infantil. Me asusto y corro a la puerta, la cierro, no quiero que nadie lo vea. Me dice, otra vez, NO.
-¿Cómo que no? No hay nada para negarse.
Me mira mi propio pensamiento sorprendido, toma carrera y se arroja por la ventana. Tengo que atraparlo. Me abalanzo a la puerta, bajo velozmente por la escalera y comienzo la persecución. Es fácil seguirlo, a su paso miles de personas se cubren el rostro, horrorizadas, otros lo señalan como algo pocas veces visto, algunos ya llaman a la Policía del Pensamiento y los más comprometidos con el sistema se unen a mi cacería.
Mi pensamiento tiene alas, es imposible atraparlo. Me preguntan, “¿Es tuyo ese pensamiento?”, “No”, digo avergonzado, “pero si lo fuera, ¿qué problema habría?”. “Ninguno, nuestro sistema es libre, tolerante, ¿porqué corre ese pensamiento? Si es inocente no tiene que temer, pero si es un terrorista que quiere atentar contra nuestra libertad y democracia…”, “¿Qué lo haría terrorista?, es sólo un pensamiento, no lo conozco, quizás sea musulmán o comunista, quizás sea anarquista o socialista… no lo sé, pero supongo que no tiene que temer”…
Corremos durante horas, porque mi pensamiento no se agota y voy dejando a los demás atrás. Alejados de la ciudad nos encontramos. Lo miro y se me llenan los ojos de lágrimas. Salta mi pensamiento sobre mí y nos abrazamos con fuerza hasta hacernos uno, lejos, lejos, de las luces de la ciudad patrullada por la Policía del Pensamiento. Orwell dibujó alguna vez una sociedad que era la semilla de la verdadera distopía. Yo vivo en un mundo convencido de su libertad, cuyo Gran Hermano desvirtuó las palabras hasta tal punto que creemos realmente que la guerra es la paz, el amor es el odio y la ignorancia, la fuerza.