- Editorial
La deuda imperceptible
Se nos hace difícil, realmente muy difícil, tratar de abordar en estas líneas editoriales algún que otro tema que no sea la “dura crítica” de nuestro presidente en la Asamblea General de la ONU contra Irán por la causa de la AMIA, las declaraciones de Cristina Fernández ante los empresarios en Nueva York, de la puesta en escena de una nueva función del circo eleccionario que se aproxima en octubre, del crecimiento de la producción, o la inflación que golpea incesantemente nuestro bolsillo.
Paréntesis a parte, ¿cuándo dejaremos de ver en los gerentes, lo que dispusieron y disponen los dueños? ¿Cuándo en el banquillo de los acusados, se sentarán los verdaderos autores intelectuales de las muertes de millones de argentinos? ¿Cuándo?
Pero decimos, que se nos hace difícil simplemente comentar, informar o comunicar alguna que otra particularidad del tema que da sentido a este programa. Indudablemente la Deuda no es un tema prioritario en la agenda mediática, y muchos menos política.
Desde el último pago al FMI, recuerdan aquel enero de 2006, de más de 10.000 millones de dólares, la deuda pública argentina ha dejado de ser la preocupación de los grandes medios de comunicación, como así también de la dirigencia política general.
Pero sin embargo la deuda sigue estando allí, imperceptible, pero voraz. Una bestia temible que se alimenta de la sangre y sudor de nuestros niños, jóvenes, trabajadores y ancianos. La deuda sigue estando allí, como uno de los principales y más formidables mecanismos de dominación económica, política e ideológica que haya conocido nuestro pueblo. Un organizador implacable de las economías globales. Un gran instrumento de succión de nuestras riquezas por parte de ese proxeneta mal denominado primer mundo.
Este alto grado de endeudamiento genocida, se debe en gran parte, a las políticas neoliberales implementadas a sangre, sudor y fuego en la década del 70. Continuada y profundizada por los denominados gobiernos “democráticos” que se sucedieron en forma ininterrumpida hasta la actualidad, incluyendo claro está a la actual gestión administrativa.
Argentina, el pueblo argentino, debe hoy, luego de esa fabulosa reestructuración del 2005, fabulosa por lo mediático, claro está; casi su Producto Bruto Interno, estamos hablando de alrededor de unos 180 mil millones de dólares, algo así como, unos 550 mil millones de pesos. Digo “alrededor”, por que no disponemos de la información exacta. Reina en el tema, un silencio y secreto sepulcral por parte del Gobierno.
Luego de esa tan mentada reestructuración, la Argentina tiene una deuda pública superior a la que tenía en el 2001.
Es así, que esa cifra de 1800 mil millones de dólares, es apenas una pobre y mísera aproximación.
Mientras tanto más de 60 personas mueren por día en argentina, por causas evitables. Siete de cada diez niños son pobres, condenados a perecer en el olvido, en la complicidad del silencio.
Paréntesis a parte, ¿cuándo dejaremos de ver en los gerentes, lo que dispusieron y disponen los dueños? ¿Cuándo en el banquillo de los acusados, se sentarán los verdaderos autores intelectuales de las muertes de millones de argentinos? ¿Cuándo?
Pero decimos, que se nos hace difícil simplemente comentar, informar o comunicar alguna que otra particularidad del tema que da sentido a este programa. Indudablemente la Deuda no es un tema prioritario en la agenda mediática, y muchos menos política.
Desde el último pago al FMI, recuerdan aquel enero de 2006, de más de 10.000 millones de dólares, la deuda pública argentina ha dejado de ser la preocupación de los grandes medios de comunicación, como así también de la dirigencia política general.
Pero sin embargo la deuda sigue estando allí, imperceptible, pero voraz. Una bestia temible que se alimenta de la sangre y sudor de nuestros niños, jóvenes, trabajadores y ancianos. La deuda sigue estando allí, como uno de los principales y más formidables mecanismos de dominación económica, política e ideológica que haya conocido nuestro pueblo. Un organizador implacable de las economías globales. Un gran instrumento de succión de nuestras riquezas por parte de ese proxeneta mal denominado primer mundo.
Este alto grado de endeudamiento genocida, se debe en gran parte, a las políticas neoliberales implementadas a sangre, sudor y fuego en la década del 70. Continuada y profundizada por los denominados gobiernos “democráticos” que se sucedieron en forma ininterrumpida hasta la actualidad, incluyendo claro está a la actual gestión administrativa.
Argentina, el pueblo argentino, debe hoy, luego de esa fabulosa reestructuración del 2005, fabulosa por lo mediático, claro está; casi su Producto Bruto Interno, estamos hablando de alrededor de unos 180 mil millones de dólares, algo así como, unos 550 mil millones de pesos. Digo “alrededor”, por que no disponemos de la información exacta. Reina en el tema, un silencio y secreto sepulcral por parte del Gobierno.
Luego de esa tan mentada reestructuración, la Argentina tiene una deuda pública superior a la que tenía en el 2001.
Es así, que esa cifra de 1800 mil millones de dólares, es apenas una pobre y mísera aproximación.
Mientras tanto más de 60 personas mueren por día en argentina, por causas evitables. Siete de cada diez niños son pobres, condenados a perecer en el olvido, en la complicidad del silencio.
Por año, el pueblo argentino, aunque no quiera, debe afrontar pagos de deuda por 14.000 millones de dólares, entiéndase unos 42.000 millones de pesos, sólo en concepto de intereses, algo así como 5 veces el presupuesto destinado a Educación, o 7 veces lo destinado a salud.
Pero parece que, en la agenda mediática, que maneja intereses diferentes al los del pueblo argentino, no figura dentro del orden de prioridad la deuda externa. Por el contrario, un silencio cómplice domina la escena política comunicacional. Y el pueblo, lamentablemente debe hacerse cargo de algo que no le corresponde.
Para el próximo año el gobierno proyecta, según el presupuesto emitido por el ejecutivo al Congresos en estas últimas semanas, desembolsar unos 19.000 millones de pesos en concepto de deuda, 19.000 millones de pesos que equivalen a retirar de la pobreza a 7 millones de argentino. Sí, la argentina dejaría de tener pobres en el 2008 si lo que proyecta pagar por deuda lo destinaría a planes sociales o subsidios a los más necesitados.
Pero sin embargo, se priorizó y se sigue priorizando a los organismos multilaterales de crédito como el FMI, el BID, el BM, y ahora en breve el Club de Paris. Se ha pagado y se sigue pagando, una deuda ilegítima, ilícita, genocida y usurera, motivo de una gran estafa que esta administración, en forma conciente no deja de convalidar.
Esos son los intereses que defiende nuestro popular presidente. No bastan la creación de nuestras manos como ofrendas al imperio de capital foráneo, no bastan nuestras industrias vilmente rematadas al peor postor, no bastan nuestras materias primas desojadas. Ahora quieren nuestros recursos ecológicos, “Canje de Deuda por Naturaleza”. No se conformaron con los sucesivos “canjes de deuda por sangre y sudor de nuestra clase trabajadora”, ni por los “canjes de deuda por industrias, por territorio”, sino que ahora los canjes son por educación y Naturaleza”. Ojo, debemos desconfiar de la supuesta filantropía de ciertos canjes, y más aún si quién los postula son las tristes marionetas de siempre.
Es hora que el pueblo priorice sus propios intereses, y los necios, simplemente ¡que se pudran!, que se pudran los mediocres, que ya no esperan el milagro, sino el remate de sus conciencias por miserables y corruptas prebenbas.
¿Hasta cuando?
¿Hasta cuando tanta tolerancia?
Pero parece que, en la agenda mediática, que maneja intereses diferentes al los del pueblo argentino, no figura dentro del orden de prioridad la deuda externa. Por el contrario, un silencio cómplice domina la escena política comunicacional. Y el pueblo, lamentablemente debe hacerse cargo de algo que no le corresponde.
Para el próximo año el gobierno proyecta, según el presupuesto emitido por el ejecutivo al Congresos en estas últimas semanas, desembolsar unos 19.000 millones de pesos en concepto de deuda, 19.000 millones de pesos que equivalen a retirar de la pobreza a 7 millones de argentino. Sí, la argentina dejaría de tener pobres en el 2008 si lo que proyecta pagar por deuda lo destinaría a planes sociales o subsidios a los más necesitados.
Pero sin embargo, se priorizó y se sigue priorizando a los organismos multilaterales de crédito como el FMI, el BID, el BM, y ahora en breve el Club de Paris. Se ha pagado y se sigue pagando, una deuda ilegítima, ilícita, genocida y usurera, motivo de una gran estafa que esta administración, en forma conciente no deja de convalidar.
Esos son los intereses que defiende nuestro popular presidente. No bastan la creación de nuestras manos como ofrendas al imperio de capital foráneo, no bastan nuestras industrias vilmente rematadas al peor postor, no bastan nuestras materias primas desojadas. Ahora quieren nuestros recursos ecológicos, “Canje de Deuda por Naturaleza”. No se conformaron con los sucesivos “canjes de deuda por sangre y sudor de nuestra clase trabajadora”, ni por los “canjes de deuda por industrias, por territorio”, sino que ahora los canjes son por educación y Naturaleza”. Ojo, debemos desconfiar de la supuesta filantropía de ciertos canjes, y más aún si quién los postula son las tristes marionetas de siempre.
Es hora que el pueblo priorice sus propios intereses, y los necios, simplemente ¡que se pudran!, que se pudran los mediocres, que ya no esperan el milagro, sino el remate de sus conciencias por miserables y corruptas prebenbas.
¿Hasta cuando?
¿Hasta cuando tanta tolerancia?
Grupo Editorial "Al Dorso"