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Programa 1º de noviembre de 2007


  • Internacionales



Sri Lanka: la guerra civil que parece no terminar…


Por Mauricio David Idrimi

Al menos 10 muertos y un número indeterminado de heridos registraron los rebeldes tamiles durante enfrentamientos con tropas gubernamentales el miércoles 31 de octubre último en diversas regiones norteñas srilankesas, según informó el Ministerio de Defensa capitalino. El parte de guerra asegura que un gran número de guerrilleros de los Tigres para la Liberación del Tamil Eelam (TLTE) resultaron heridos en las luchas. El norte de esa isla del océano Índico es escenario desde hace semanas de una ola de violencia, con enfrentamientos diarios entre ambos contendientes.



Evidentemente los grandes medios de desinformación no hablan casi nada acerca de esta guerra civil en el país isleño de Sri Lanka, antiguo Ceilán y ex colonia de Gran Bretaña, de casi 20 millones de habitantes, y donde el 75 por ciento de la población es de origen cingalés y el 18 por ciento de origen tamil. Los guerrilleros tamiles luchan desde julio de 1983 por su independencia en el noreste de la isla contra el gobierno central de Colombo, la ciudad capital, que los considera “agentes terroristas” y secesionistas. Desde el comienzo de los sangrientos enfrentamientos al menos 70 000 civiles y militares perdieron la vida. Sólo en 2006 se registraron más de 4000 víctimas, pese a la vigencia de una tregua pactada hace cinco años.


Es conveniente hacer una breve reseña histórica de Sri Lanka. Los guerrilleros del TLTE llevan adelante una guerra de guerrilla contra Colombo para independizar a la comunidad tamil hindú de la mayoría cingalesa y de religión budista. Los gobiernos centrales de Colombo han luchado encarnizadamente contra los guerrilleros tamiles, pero en el decenio de 1990 y en los últimos cinco años han propuesto la idea de otorgar una amplia autonomía a las regiones tamiles dentro del marco del estado de Sri Lanka. India sigue de cerca el conflicto de su pequeño vecino isleño del sur, ya que en la región india del Tamil Nadu, los pobladores tamiles hindúes apoyan la causa de sus hermanos srilankeses. Nueva Delhi y Colombo no desean un estado independiente tamil, ya que agitaría reivindicaciones nacionales apagadas desde los tiempos de la misma colonización británica de antaño.


Los habitantes antiguos de Sri Lanka fueron los vedas, de origen etno linguístico incierto, aunque se los asocia con los antiguos sumerios y elamitas del sur de la Mesopotamia, o los pobladores de la civilización prehindú del valle del Indo (cultura urbana de Mojenjo Daro). Los cingaleses llegaron a la isla en el siglo IV AC, probablemente de la parte norte de la India y desarrollaron una civilización con ciudades como Anuradhapura y Polonnaruwa. Hacia el siglo XIII AC el budismo logró afianzarse entre los cingaleses. La población tamil de la parte sur de India también llegó a la isla pero se desconoce la época, el modo y la cantidad. En el siglo XIII DC hubo una sociedad tamil en el norte y muchas comunidades pesqueras a lo largo de la línea costera norte de la isla. Los tamiles desarrollaron una cultura y una política distinta a la de los cingaleses, ya que pertenecían a la cultura hindú. Las relaciones entre estos dos pueblos siempre fueron complejas entre guerras y ceses al fuego e invasiones en ambos sentidos.


Como era de esperarse, la isla no estuvo marginada de la expansión europea de los siglos XV-XVII. En el siglo XVI llegaron los portugueses, seguidos de los holandeses en el siglo XVII. Durante el control de las líneas costeras por parte de Lisboa y Amsterdam el interior de la isla se mantuvo independiente, con su capital en la ciudad cingalesa de Kandy. Hacia 1796 los británicos se apoderaron totalmente de la isla, que se convirtió en una colonia de Londres en 1802 adoptando el nombre de Ceilán.


Durante el dominio británico se favorece la inmigración de población tamil, originaria del sur de La India, como mano de obra barata, que refuerza a la población tamil local y descendientes de los antiguos tamiles del siglo XIII. La implantación del inglés como lengua oficial propició la inserción social de esta etnia. A partir de la independencia, en 1948, los tamiles empiezan a ver recortados sus derechos. La situación se agrava en 1956, cuando el cingalés es instituido como lengua oficial, lo que cierra muchas puertas a la minoría tamil hindú, y empeorará en 1970, con una legislación discriminatoria respondida con rebeliones y desobediencia civil. Ese mismo año se crea el movimiento Tigres para la Liberación del Tamil Eelam. A partir de 1976 el conflicto comienza a radicalizarse, si bien no será hasta 1983 cuando se pueda hablar de guerra civil. Tras varios intentos fallidos de acercamiento y la declaración de varias treguas, la situación da un giro en 2002. El gobierno de Sri Lanka y los tamiles acuerdan un alto el fuego y el inicio de conversaciones bajo el auspicio de Noruega. Tras una breve suspensión en 2003 motivada por la crisis de gobierno y posteriores elecciones, el proceso de paz sigue adelante, y en 2005 recibe un importante impulso, al firmar los tamiles y el gobierno un acuerdo de cooperación para repartir de forma conjunta la ayuda a las zonas afectadas por el tsunami. El asesinato meses después del ministro de exteriores del gobierno central, supuestamente a manos de los tamiles, hace que la tregua se tambalee, aunque continúa. En 2006 la situación dio un giro inesperado: El gobierno y el LTTE anunciaron una reunión en Ginebra por primera vez desde 2003. A pesar de las expectativas generadas por esta iniciativa, una nueva ola de violencia convirtió Sri Lanka en lo más parecido a un estado de guerra, suspendiéndose por tiempo ilimitado las negociaciones de paz. La guerrilla tamil sigue en la lucha armada, aunque estudia los ofrecimientos de autonomía que plantea Colombo. Estados Unidos y la Unión Europea apoyan a Colombo y consideran a los guerrilleros tamiles como “terroristas”.

En los siglos XIX y XX, Sri Lanka llegó a ser una economía de plantación, famosa para su producción y la exportación de canela, el caucho y té de Ceilán, que es considerada una marca registrada para la exportación nacional. El desarrollo de puertos modernos bajo la época colonial inglesa levantó la importancia estratégica de la isla como un centro del comercio. Durante la Segunda Guerra Mundial, la isla recibió las instalaciones militares importantes de las fuerzas aliadas. Sin embargo, la economía de plantación agravó la pobreza y la desigualdad económica.




De 1948 a 1977 se instauró un gobierno independiente volcado al desarrollo de un estado que proclamaba un “socialismo” local. Las plantaciones coloniales fueron desmanteladas, las industrias fueron nacionalizadas y un estado benefactor fue establecido. Mientras el nivel de vida y la capacidad de leer y escribir mejoraron apreciablemente, la economía de la nación estaba en una encrucijada. Sri Lanka durante la guerra fría se mantuvo al margen de la rivalidad estadounidense-soviética y fue un país que militó en el Movimiento de Países No Alineados junto a la Yugoslavia de Tito. Si bien era un estado miembro de la Comunidad Británica de Naciones, recibía ayuda económica de la URSS y China, aunque también de Estados Unidos. En 1977 se estableció un gobierno de corte neoliberal, el de la Unidad Nacional del Pueblo, que empezó a incorporar la privatización de empresas públicas, la desregulación de la economía y la promoción del libre mercado. El Banco Mundial y el FMI empezaron a ejercer una notable influencia en Sri Lanka, que en el decenio de 1980 se acercó a las administraciones de Thatcher y Ronald Reagan en el marco de la guerra fría tardía.


Gracias a la ola neoliberal de los ochenta en el país, Sri Lanka pasó a desmantelar el antiguo estado benefactor para engendrar un estado policíaco y garante de las inversiones extranjeras procedentes de Gran Bretaña y Estados Unidos. Los préstamos del Banco Mundial y el FMI no cesaron y endeudaron al país en detrimento de la población pobre tanto cingalesa como tamil hindú.


Según cifras recientes del mismo Banco Mundial, la deuda externa total de Sri Lanka asciende a 9. 600 millones de dólares (datos de abril de 2007). Según datos proporcionados por el Movimiento por el Desarrollo Mundial, que trabaja por la reducción de la deuda de los países pobres, en Sri Lanka la deuda externa representa en el ingreso anual del país un 59 por ciento. Otro dato que ofrecen es que los pagos anuales de la deuda de Sri Lanka son de 653 millones de dólares. No solo el Banco Mundial y el FMI son responsables de los préstamos, sino también países, bancos y corporaciones de Occidente también han ofrecido préstamos individualmente. En las décadas posteriores, las tasas de interés aumentaron debido a la caída en el crecimiento mundial y a alzas en el precio de algunas materias primas, entre otras razones. Otro factor importante es que los pagos se realizan en divisa extranjera, lo que afecta gravemente a los deudores. La aparición del estado neoliberal en Sri Lanka trajo fuertes desigualdades socioeconómicas para el país. La región más afectada fue la del norte, donde se encuentra ubicada la población tamil hindú, de donde procede gran parte de la mano de obra barata para los grandes centros urbanos del país. El libre mercado acentuó las diferencias étnicas y religiosas y la lucha armada nacionalista por parte de los “tigres tamiles” se convirtió en la expresión política más clara de la defensa del pueblo tamil.


Según datos de la CIA, el 22 por ciento de la población vive por debajo de la línea de la pobreza, y existe un 7,6 por ciento de desempleo. Cabe recordar que Sri Lanka fue uno de los países afectados por el Tsunami de diciembre de 2006 que causó la muerte de 30000 personas, unas 8200 heridas y más de 5000 desaparecidas. En 2005 se debatía en el mundo económico occidental la posibilidad de condonar la deuda externa de Sri Lanka y los países afectados (Indonesia, Malasia, Maldivas, etc.), pero hasta ahora nada concreto se ha hecho por ello. El gobierno de Colombo ha se propuesto seguir pagando la deuda externa con los organismos internacionales de crédito y los bancos privados de Occidente. Mientras tanto, la lucha con la guerrilla continúa y poca información sobre su curso existe en los medios. Lo cierto es que Colombo, con ayuda de Estados Unidos y Gran Bretaña, las combate para hacerlas erradicar de la escena del país y callar para siempre la reivindicación de los tamiles hindúes. Occidente se hacía eco de la rebelión pacífica de los monjes budistas contra el régimen militar birmano, pero no duda en asesorar al estado policíaco budista de los cingaleses contra los tamiles hindúes. Occidente custodiará a un gobierno neoliberal como sea, sin importar si este reprime salvajemente a poblaciones enteras hartas de discriminación, explotación forzosa y pobreza, como sucede en la islita de Sri Lanka, llamada la “lágrima de la India”.