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Programa 11 de octubre de 2007

  • Internacionales


La controversia turca para Estados Unidos y sus guerras en Medio Oriente


Por Mauricio David Idrimi

Si algo le faltaba a la administración republicana de Bush era negar un genocidio del pasado. Aunque realidad se trate de una postura lógica para un gobierno imperial que asesina en Afganistán e Irak. Legisladores en Estados Unidos aprobaron una resolución que declara como genocidio la matanza de armenios en el Imperio Otomano, pese a la decidida oposición del presidente George W. Bush. Integrantes del comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes votaron por 27 contra 21 a favor de la iniciativa este miércoles 10 de octubre último. Pocas horas antes de la votación, Bush había dicho que "esta resolución no es la respuesta correcta a estas históricas matanzas". Tal medida, tomada ya por el parlamento de Francia, haría "un gran daño" a las relaciones con Turquía, agregó Bush.
La negativa de Bush y todo su equipo se debe claramente a la posición del gobierno turco en el conflictivo Medio Oriente. Las bases militares turcas son vitales para apoyar las operaciones norteamericanas en Irak y Afganistán, como así también en la futura contienda bélica contra Irán. Desde Turquía se cuestionó la decisión del Congreso norteamericano de considerar como genocidio a las matanzas ocurridas entre 1915 y 1917 por parte del viejo Imperio Otomano sobre la población Armenia durante la caótica época de la Primera Guerra Mundial. Turquía ha hecho todo lo que está a su alcance para impedir que la resolución llegué hasta el Congreso. Políticos turcos han viajado a Washington para hacer cabildeo entre los legisladores, mientras el primer ministro y el presidente del país han contactado cada uno al presidente Bush. El presidente de Turquía, Abdullah Gul, advirtió que "si la iniciativa es adoptada, emergerán problemas serios en las relaciones bilaterales". La secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, se refirió al asunto antes de la intervención de Bush y dijo que la aprobación de la resolución sería "muy problemática" para la política de Estados Unidos en el Medio Oriente.
La historia de Turquía frente al pueblo armenio es decididamente controvertida. Turquía niega que haya existido un genocidio sobre los armenios que estaban bajo dominio otomano, mientras que Yerevan argumenta todo lo contrario. Se ha considerado a la matanza turca sobre los armenios como el primer genocidio del siglo XX. Durante la Primera Guerra Mundial, cuando el Imperio Otomano combatía contra las fuerzas rusas, una parte de la minoría armenia en Anatolia se alineó con las fuerzas de la Rusia zarista, que era aliada a Francia y Gran Bretaña contra la Alemania del Káiser y el viejo Imperio Austro Húngaro. Turquía tomó represalias. El 24 de abril de 1915 Turquía mató a cientos de líderes comunitarios armenios. En mayo de 1915, la minoría armenia sufrió deportación forzada y marchó desde las fronteras de Anatolia hacia Siria y Mesopotamia (ahora Irak). Muchos murieron en la ruta y numerosos testigos reportaron masacres realizadas por fuerzas turcas. Se calcula que los otomanos asesinaron a 1,5 millones de armenios.

En 1918 el Imperio otomano entraría en su etapa final. Los territorios del Medio Oriente quedaron bajo dominio de los británicos y las regiones caucásicas ya habían sido anexionadas por la Rusia zarista. Las regiones de Georgia, Azerbaiján y Armenia con la revolución socialista de 1917 quedaron bajo orbita soviética. Mientras tanto la historia turca se encaminaría hacia la creación de un régimen republicano de corte liberal occidentalizado pero autoritario bajo poder del general Ataturk.
En 1919 Ataturk proclama la independencia de Turquía, que controlaría Anatolia y la región costera europea donde está enclavado Estambul, la vieja Constantinopla. En 1923 se proclama finalmente la república con fuerte influencia occidental. Desde entonces Turquía recibiría apoyo de Gran Bretaña y Estados Unidos, y durante la era de la guerra fría sería el gran aliado islámico del Medio Oriente para Occidente. Turquía es miembro de la OTAN y aspira actualmente ser parte de la Unión Europea.

¿Qué decir de Armenia y su historia? El país fue república de la URSS y en 1991 obtiene su independencia. Armenia es el primer reino cristiano de la historia de esa religión: En 301 DC, Armenia se convirtió en el primer país en el mundo en adoptar el cristianismo como religión oficial del estado. Hasta el siglo XVI la región armenia sufrió los embates invasores de persas, bizantinos, árabes, turcos selukíes, tártaros y mongoles sucesivamente. En el siglo XVI los turcos otomanos se apoderaron del país. La guerra Ruso-Turca (1828-1829) generó la división del país: la Armenia del este de este territorio fue cedida al imperio ruso, y la parte occidental a Estambul. Mientras el Imperio Otomano comenzaba a derrumbarse, los Jóvenes Turcos derrocaron al gobierno del sultán Hamid. Los armenios que vivían en el imperio esperaban que la revolución de los Jóvenes Turcos cambiase su estado de segunda clase. Sin embargo, la con el impacto de la Primera Guerra Mundial y el asalto del Imperio Otomano sobre el imperio ruso, el nuevo gobierno comenzó a mirar a los armenios con desconfianza y suspicacia. Esto era debido al hecho de que el ejército ruso mantuvo un contingente de tropas armenias, integrado por unidades voluntarias de armenios. El 24 de abril de 1915 las autoridades otomanas arrestaron a los intelectuales armenios. Con la ley de Tehcir, una gran proporción de armenios que vivían en Anatolia falleció como resultado del genocidio armenio. Había resistencia armenia local en la región, desarrollada contra las actividades del Imperio Otomano. Los acontecimientos de 1915 a 1917 es considerada por los armenios y la inmensa mayoría de historiadores occidentales como matanzas totales patrocinadas por el estado, es decir, genocidio. A pesar de la evidencia abrumadora del intento genocida, las autoridades turcas mantienen actualmente que las muertes fueron resultado de una guerra civil, junto con el hambre y las enfermedades, incluyendo muertes en ambos bandos. La gran mayoría de estimaciones acerca del número de armenios muertos comienzan a partir de los 650.000 hasta el millón y medio de personas. Armenia y su diáspora han estado haciendo campaña, durante más de 30 años, en busca del reconocimiento oficial de esos acontecimientos como un genocidio. Estos hechos se recuerdan cada año el 24 de abril, el día cristiano armenio del Mártir, o día del genocidio armenio.

La preocupación de Bush por la votación del Congreso en contra de los argumentos turcos actuales sobre el genocidio no es caprichosa. Está documentado que existió ese genocidio de los turcos otomanos contra los armenios. En Turquía está prohibido hacer referencia al genocidio turco sobre los armenios y de hecho en 2006 se asesinó al periodista turco de origen armenio Hrant Dink por acusar a Turquía de no reconocer tal hecho histórico.
A Washington le interesa proteger a su aliado turco antes que reconocer un genocidio del pasado. Es que Turquía es parte de una alianza estratégica muy sólida en Medio Oriente. El gobierno turco sigue siendo un fiel aliado de Israel y un protagonista militar importante en esa región y Asia Central, con estrechos vínculos con Washington, Tel Aviv y el cuartel de la OTAN en Bruselas. Además mantiene fuertes vínculos económicos con Israel y tiene proyectado ser un partícipe clave en la construcción del gasoducto de Ceyhan junto a Washington. A cambio, Turquía pide que estados Unidos no aliente las esperanzas autonómicas de los kurdos en Irak, ni mucho menos en Anatolia, donde existen guerrillas kurdas de tendencias antiimperialistas fuertemente reprimidas por Ankara. Los gobernantes turcos prometen a Estados Unidos seguir colaborando en la guerra contra el pueblo de Irak y posiblemente contra Irán, pero piden también que la Casa Blanca presione a la UE para que acepte a Turquía como país miembro.
Por el lado armenio las cosas no son tan fáciles. Armenia en los años noventa pasó por un proceso de transición de neoliberalismo crudo, producto de la “des sovietización” que pasaron las ex repúblicas socialistas de Europa oriental y Asia Central. Estados Unidos sedujo a la burocracia armenia de aceptar las reglas del libre mercado y así se realizaron las reformas capitalistas necesarias: privatización de empresas públicas, ajustes salariales, desmantelamiento del estado benefactor socialista, préstamos del Banco Mundial y el FMI, etc. También se instalaron bases militares norteamericanas y los nuevos dirigentes armenios serían fuertes aliados de Occidente. Yerevan se alinea con Estados Unidos para salir de la dependencia rusa, pero también para salir de los conflictos históricos con las poblaciones musulmanas de Azerbaiján y Turquía.
Washington aspira tener buenas relaciones cordiales con turcos y armenios y poco le importa el pasado de uno y otro. A la Casa Blanca le importa no perder de vista las fuentes ricas en gas y petróleo que existen en los Caucasos turcos, armenios, georgianos y de Azerbaiján. Pero también no quiere que Turquía se aleje de la alianza con Israel. ¡Por qué? El actual gobierno turco del señor Gul está dirigiéndose a una postura más islámica que las anteriores administraciones occidentalizadas dominadas por las fuerzas armadas en secreto. Gul mira con mucho cuidado lo que sucede en Irán y puede coquetear con Teherán, por lo menos para avisar a la Casa Blanca de que Turquía pesa mucho en el tablero de guerra del Tío Sam.