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Programa 8 de noviembre de 2007

  • Editorial

B ufones y escribas del imperio y el “peligro rojo” de Caracas.

En los últimos días diferentes vientos electorales soplaron en las Américas.
En Argentina se dio el triunfo de la senadora Cristina Fernández de Kirchner; en Colombia la centroizquierda logró triunfos interesantes en las elecciones provinciales y municipales, dándole un aviso serio al derechista presidente Uribe; mientras que el último domingo una versión socialdemócrata, encabezada por Álvaro Colom, ganó en las urnas de la empobrecida Guatemala.

¿Se trata de triunfos esperanzadores para nuestra región? La duda es la que prevalece para resolver este simple interrogante.

Los seudo progresistas del kirchnerismo van a tener que demostrar que no engañaron al pueblo cuando hablaban de recuperar la dignidad nacional y de estar integrados a una América latina harta de modelo neoliberal excluyente y desigual.

Lo mismo para el flamante electo guatemalteco, el economista Colom, quien prometió acercarse más al Sur y alejarse de la influencia de Estados Unidos.

Y en Colombia, la derecha pronorteamericana liderada por Uribe se encuentra en un clima en el cual se observa un crecimiento político de los movimientos políticos centro izquierdistas, mientras que las guerrillas de las FARC logran tomar protagonismo positivo, en contraste con los testimonios de asesinatos y genocidio de los narco paramilitares avalados por Bogotá y las corporaciones fruteras norteamericanas.

Washington confía en los Kirchner, en los Colom, en los Uribe, ya que ningún cambio significativo contra el orden neoliberal y las economías transnacionalizadas de Argentina, Guatemala y Colombia puede efectuarse con meros discursos nacionalistas y de corte progresista.

Pero los medios monopólicos de desinformación han centrado su mirada despectiva y tendenciosa a la reforma constitucional que impulsa el gobierno bolivariano de Hugo Chávez en Venezuela, advirtiendo al supuesto mundo libre de nuestra región sobre los peligros de la “reelección indefinida”, el “autoritarismo chavista” y la “cubanización” de Caracas…

Decenas de miles de simpatizantes del presidente de Venezuela, recorrieron el domingo 4 de noviembre las calles de Caracas para expresar su apoyo al proyecto de reforma constitucional impulsada por Chávez, y aprobado recientemente por la Asamblea Nacional. La marcha de ayer marcó el inicio de la campaña por el SI de cara al referéndum convocado para el próximo 2 de diciembre.

Si, señores, ese proyecto constitucional será sometido a un referéndum, de acuerdo a las reglas democráticas que pocos países latinoamericanos impulsan, o no quieren hacerlo para no hacer participar realmente al grueso de la población en la vida democrática aunque sea supuesta y liberal.

Además los críticos liberales del chavismo nada dicen de las propuestas sociales progresivas que impulsa la reforma constitucional.

¿Por qué no hablan de la reducción de la jornada laboral a seis horas diarias que propone esa reforma?

¿Por qué no informan nada acerca de la promoción de nuevas formas de propiedad social para la producción y el desarrollo económico e independiente del país?

¿Les asusta el artículo 90 de la reforma constitucional que plantea que “ningún patrono o patrona podrá obligar a los trabajadores y trabajadoras a laborar horas extraordinarias” en beneficio propio para la acumulación de riqueza individual y no social?

El pueblo de Venezuela decidirá en los albores de diciembre si esa reforma se hace realidad o no…

Los que hoy crean temor sobre la “tiranía chavista” o el “peligroso socialismo del siglo XXI”, cuando lacayos como Menem, Fujimori, Fox, Sánchez de Losada, Uribe, proponían reformas constitucionales para perpetuarse en el poder únicamente, mientras vendían sus países y reprimían a los movimientos sociales sin piedad, ayer no pegaban el grito en el cielo contra los aprendices de brujos del neoliberalismo.

Hoy si lo hacen, pero hacia un cielo que tarde o temprano será tomado por asalto, no por un Chávez, por un Evo Morales, o un Rafael Correa, sino por las masas latinoamericanas hartas de vivir en el genocidio lento y doloroso de la aldea global del Consenso de Washington.
Los bufones del imperio están nerviosos, sus escribas alertan sobre los nuevos socialismos que se proponen como punto de partida para la liberación.

Se avecinan vientos de cambio, no precisamente electorales y dantescos como los de Argentina o Guatemala, sino de cambios que convertirán en un puño unido a nuestros pueblos, para detener la casería de la avestruz carroñera del norte, que saquea los sueños verdaderos de libertad y democracia en las Américas.

Grupo Editorial "Al Dorso"