- Editorial
Del Maine Al Golfo De Tonkin, Y Sus Ecos Del 11 De Septiembre De 2001
Miedo. Miedo y sumisión. Silencio y miedo. Dicen que de esa manera hay que vivir. Subsumidos en la opacidad del miedo. Silencio y miedo. Los pretextos vendrán después.
Ya en los tiempos inmemoriales los imperios buscaron pretextos, creando falacias y propagandas belicosas para dominar. Acometieron sus ingenierías para imponer terror, invasión y saqueo.
Hace no mucho tiempo, los asirios inventaban ataques de dioses rivales de montañeses bárbaros e iniciaban un ataque mortal sobre ciudades y aldeas enteras.
En la antigüedad, Julio César hablaba ante el Senado romano sobre la peligrosidad de los galos, los celtas y otras naciones “salvajes”. Hablaba, Julio Cesar, de la necesidad de destruirlas por el bien de la civilización.
Miedo. Miedo y sumisión. Ataques preventivos. Silencio y miedo. Dicen que de esa manera la vida se nos hará más simple. Pretenden ordenar nuestros pasos, detrás del miedo. Del miedo y el silencio. Del miedo y la sumisión.
Hoy, Estados Unidos, un claro descendiente directo de esos imperios… no ha hecho más que seguir esa línea mortal de sangre.
Y el 11 de septiembre de 2001, fue más que otra invención imperial. Esa fecha es hija directa de otras fechas históricas, donde también ha habido miedo. Sumisión y miedo.
El 15 de febrero 1898, el Acorazado Maine de la Marina norteamericana explota inesperadamente, lanzando cuerpos, partes de su estructura y hundiéndose rápidamente frente a las costas de La Habana. Este fue el motivo por el cual Estados Unidos intervino en Cuba, derrotó al colonizador español y le arrebató el sueño de independencia a los mambíses de José Martí.
Los 226 marinos muertos del Maine sólo quedaron en el olvido.
En agosto de 1964, en las selvas de Indochina, en el pantanoso Golfo de Tonkin, Estados Unidos informó que sus marines fueron atacados por tropas comunistas del Vietcong. Informaron, también, haber sido atacados dos veces por lanchas vietnamitas. En la segunda ocasión llegaron a decir que les fueron lanzados decenas de torpedos. Este hecho fue desmentido más tarde. En poco tiempo, Washington desplegó 4000 marines que se unieron a los 22.500 asesores que ya servían en Vietnam.
Un año más tarde comenzaba la guerra sucia contra el pueblo vietnamita.
Miedo. Miedo y sumisión. Silencio y terror. Dicen que el mundo será ordenado a imagen y semejanza de ese espejo en el que nos veremos, y al hacerlo, notaremos miedo. Miedo y sumisión.
El 11 de septiembre de 2001 los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York asombraron al mundo. Washington habló de guerra, de terrorismo de Al Qaeda, de Bin Laden, del Talibán en Afganistán, de armas de destrucción masiva en manos de dictadores peligrosos… 2.973 personas fallecidas confirmadas y unas 24 continúan, hoy, desaparecidas como consecuencia de dichos atentados. Washington sólo respondió con guerra imperial:
Miedo y sumisión. Silencio y olvido. Parálisis y aniquilamiento. Se nos dice, con la terrible obscenidad del despojo, que tengamos miedo. Silencio y miedo. Sumisión y miedo. Simplemente, miedo. Los pretextos vendrán después.